La Casa Blanca no oculta “secretos de Estado” para la dotación de 90 personas que cumple a diario labores tan simples como fundamentales en el corazón del gobierno de Estados Unidos y donde se decide el destino de casi todo el planeta. Más allá de su tono partidario -demócrata o republicano-, para los empleados nunca ha sido lo mismo un presidente que otro, especialmente porque junto al gobernante de turno convive una familia con sus propias particularidades.
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Por ejemplo, allí confidencian que Los Obama “nunca había tenido un equipo de amas de llaves y ansiaban privacidad”. Los Trump socializaban al personal como si se tratara de “una recepción de conserjería durante 24 horas”. Y los Biden mostraron su sencillez apenas se instalaron en el palacio. “Es surrealista, pero es cómodo. Pasé mucho tiempo en la zona del gabinete y en el Despacho Oval con el presidente Obama pero lo de arriba es nuevo, para mí y mis nietos”, reveló Joe a la revista People.
En esa dinámica de cambios en los últimos 10 mandatos, Dale Haney ya representa un personaje doméstico de dimensión propia. Y es que en octubre pasado cumplió 50 de servicio a las familias presidenciales y, de paso, a muchas de sus mascotas.
El señor de los prados...
Haney se responsabiliza de cuidar el extenso césped, los coloridos jardines, los cientos de árboles, los miles de arbustos y el floreciente huerto que forman parte de las 7 hectáreas que rodean la Casa Blanca. Otra tarea clave del viejo y querido funcionario es escoger cada año el árbol oficial de Navidad y para este 2022 ya eligió un abeto majestuoso traído desde una granja de Pensilvania.
Sin embargo, Kaney es probablemente más conocido - desde el personal de la residencia hasta los agentes del Servicio Secreto-, como el guardián de las mascotas del presidente.
“Es como el encantador de perros”, recuerda Anita McBride, quien era una joven ayudante en la oficina de correspondencia del período de Ronald Reagan cuando conoció a Haney. “Lo primero que pienso sobre la importancia de Dale es su relación con los animales de los huéspedes”, agrega Gary Walters, que fue 20 años jefe de mayordomos y no olvida el caos tras el atentado a las Torres Gemelas.
George Bursh estaba en Florida, pero el personal se mantuvo pese a la evacuación. Walters rememora que en medio de esa locura, de pronto “vi en el jardín a Dale con el terrier Barney en un brazo y la gata Kitty bajo el otro”.
Al fin, con ya medio siglo en el centro del poder, el jardinero del Tío Sam ve hoy pasar la vida desde los prados de la Casa Blanca y, a menudo, recorre por los senderos acompañado de Comander, el imponente pastor alemán del big boss Biden…
<i><b>“Lo primero que pienso sobre la importancia de Dale Haney es su relación con las mascotas de los presidentes en la Casa Blanca...” (Jefe de mayordomos de la Casa Blanca)</b></i>