La promoción de su más reciente película condujo a Tom Hanks por España y otros países europeos en busca de estimular un mercado cada vez más invadido por los superhéroes y temáticas fantásticas afines que hoy reducen los márgenes a las comedias humanas y amables donde el actor campea hace varias décadas con distinción y reconocimiento.
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A los 66 años, algunos críticos lo consideran paradigma de un cine en extinción, donde Forrest Gump, Filadelfia, Sully, La Terminal, El Náufrago, Apollo 13, Rescatando al Soldado Ryan y el reciente Coronel Parker que mortificaba a Elvis, retratan una trayectoria de impecable vigencia, que aspira a reforzar con el póximo debut mundial de la cinta “El Peor Vecino del Mundo”, donde personifica al entrañable Otto, un jubilado al que una familia latina recién llegada a su barrio logra despertar de su indolencia y letargo vital.
El cine de los viejos buenos tiempos
Luego de superar un covid complejo mientras rodaba la exitosa Elvis en Australia, Hanks bajó varios kilos y se animó a la tarea de armar equipo con su esposa y productora Rita Wilson y su hijo actor Truman –también incluido en el reparto del último film- para llevar el mensaje de un estreno que intenta retratar las soledad y aislamiento en la sociedad actual.
“El Peor Vecino” es la adaptación estadounidense de la original sueca “Un hombre llamado Ove”, que en 2016 fue candidata a dos Oscar y que hoy lo hace reflexionar sobre una dolorosa realidad: “Es una batalla individual que hay que encarar. Como seres humanos, debemos entender que la tragedia de la soledad es siniestra. Otto ya no tiene familia, ni trabajo, ni contacto cercano con otras personas”, analiza.
Y filosofa sobre los caminos de la vida que condenan a la soledad. “El truco está en no olvidar que un trabajo es para vivir, no una vida en sí mismo. Haber tenido una familia es una experiencia magnífica en la vida, te resitúa. Aunque los actores somos insufribles, egoístas, paranoicos... No sabemos hacer nada, necesitamos ayuda para todo, y las conversaciones deben girar alrededor del “mí y de mí”, reconoce.
Y, de paso, asume un cambio cultural tras la pandemia, pues sostiene que “hay una clase de películas que están desapareciendo de las salas, porque el público no va allí. Han cambiado los géneros que triunfan en los cines. La gente disfruta de historias para adultos de hasta 10 horas, pero en su casa, y el argumento de que al público adulto ya no le interesa un cine para ellos es falso. En la TV o en una plataforma de streaming verás talento todos los días”. Al fin, en rigor Tom defiende, desde el alma, aquel cine que lo identifica y distingue….
— “Como seres humanos debemos entender que la tragedia de la soledad es siniestra. El truco está en no olvidar que un trabajo es para vivir, no una vida en sí mismo. Y haber tenido una familia es una experiencia magnífica, te resitúa... "