Personaje inefable de los negocios y la política italiana, Silvio Berlusconi alcanzó una trascendencia indiscutible en la historia de ese país en los últimos 60 años. Ya fuera liderando alguna fórmula de gobierno como primer ministro o a la cabeza de un imperio económico, tras su muerte -a los 86 años- deja una huella tan profunda como controversial, aunque nadie cuestiona su influencia en el devenir de la sociedad itálica contemporánea.
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“En Rusia, Silvio Berlusconi será recordado como un defensor del fortalecimiento de las relaciones amistosas entre nuestros países”, posteó Vladimir Putin, quien lo consideraba su amigo, mientras que el convaleciente Papa Francisco lo definió como un “protagonista de la vida política italiana que asumió sus responsabilidades públicas con un temperamento enérgico”, y se presume que a su funeral de Estado este miércoles acudirán personalidades de todo el mundo.
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El magnate, siempre cercano al poder a despecho de las acusaciones de corrupción y escándalos sexuales que marcaron su trayectoria, falleció en el hospital San Raffaele de Milán a causa de una leucemia mielomonocítica crónica. Los analistas europeos sostienen que “Il Cavaliere” fue el creador del populismo en Italia y esa clave, tras la creación del partido de centro derecha “Forza Italia”, lo llevó a ganar tres elecciones y conducir cuatro gobiernos durante un tiempo récord de nueve años (1994-2011), además de ejercer como canciller en 2002.
En rigor, Berlusconi era impredecible y no menos cuestionable al fusionar sus negocios con la política. “Quien es elegido por la gente es como el ungido del Señor”, afirmó con pomposidad tras llegar al primer gobierno.
Y nueve años después de que se le prohibiera ocupar un cargo público por fraude fiscal volvió al Senado, en 2002. Su carrera estuvo casi siempre salpicada por procesos en tribunales, sobre todo el reciente caso “Bunga Bunga”, uno de los más bizarros, que le investigó por las fiestas con mujeres menores de edad en su mansión de Milán.
Entre el poder, los negocios y el escándalo
Al morir era dueño de una de las principales fortunas de Europa, potenciada por Mediaset -el imperio mediático más grande de Italia- y otras inversiones anteriores, como fue comprar el AC Milan en 1986 hasta convertirlo en uno de los clubes más exitosos del mundo. En 2017 lo vendió a inversionistas chinos por US$ 800 millones.
Al fin, el fútbol y las mujeres fueron una pasión reconocida por “Il Cavaliere”, quien sin embargo nunca asumió que servía a dos banderas: los negocios y la política. “Si al cuidar los intereses de todos también cuido los míos, no se puede hablar de conflicto de interés”, era la defensa de Berlusconi, un personaje extravagante y polémico que a lo largo de su vida coqueteó con Dios y con el diablo...