La periodista Elizabeth Subercaseaux, reconocida escritora chilena radicada en Filadelfia, Estados Unidos, y quien acaba de publicar recientemente el libro “La Constitución del Golf”, reveló este jueves detalles desconocidos de la entrevista que en 1989, una vez concretado el triunfo del “No” en el plebiscito, le hizo a Augusto Pinochet.
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Lo hizo en el marco de una entrevista con el diario español elpais.com, medio donde reveló el incómodo encuentro que tuvo con el ideólogo del Golpe Militar que derrocó el gobierno democrático de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, cuando lo acorraló con una inesperada pregunta respecto de su amante, Piedad Noé.
El inesperado llanto de Pinochet por su amante
“Le preguntamos por su amante. Ahí se puso a llorar. Por eso digo que era una persona más o menos compleja”, sinceró Subercaseaux, quien dejó en evidencia que los sentimientos de Pinochet hacia la mujer parecían ser verdaderos.
“Si me hubieras dicho antes de ese día que se iba a poner a llorar, habría creído que te volviste loca. Obviamente él amó a esa mujer, Piedad Noé”, agregó la periodista, quien calificó de ingrata su “experiencia” con el dictador. Más cuando el militar, una vez que secara las lágrimas, le advirtiera que “no podía publicar” ese episodio en el libro que pretendía escribir junto a Raquel Correa, la fallecida periodista con quien gestionó por casi una década la entrevista.
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“Era una figura demasiado tóxica, no fue una experiencia grata”, apuntó Elizabeth en el medio español, quien aseveró que a pesar de tener gestos “caballerosos” con las mujeres, Pinochet era un “gran mentiroso” con los periodistas.
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“Sostuvo todo su gobierno en una mentira. Primero, de que estábamos en guerra, cuando no estábamos en guerra con nadie. Y segundo, de que el gobierno de la Unidad Popular iba a hacia una dictadura comunista”, puntualizó.
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“Golpeaba en la mesa y volvía a decir que estábamos en guerra, etcétera. Pinochet tenía los ojos azules y cuando le ponías el tema de los Derechos Humanos se le endurecían todos los nervios del cuello, se ponía como rojo y los ojos se le tornaban amarillos”, finalizó.