La comunidad del cine, con el actor Kiefer Sutherland a la cabeza, brindará una ovación póstuma al director William Friedkin cuando en el próximo Festival de Venecia se estrene su última película, “The Caine Mutiny Court-Martial”. La muerte del realizador a los 87 años deja un legado trascendente, marcado por dos hitos fundamentales de su filmografía: el Premio Oscar de 1971 por la cinta policial “The french connection” y, especialmente, por la ya clásica “El exorcista” que le reservó un lugar entre los maestros del terror, tras la huella de Hitchcock. El film produjo impacto mundial al estrenarse en las salas en 1973, basado en el best seller de William Peter Blatty, sobre una niña de 12 años poseída por el diablo.
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No sólo quedó en la memoria colectiva por las escenas desgarradoras de la joven demoníaca que se retorcía, sino fundamentalmente por la célebre actuación de Linda Blair con sólo 14 años. La familia confirmó ayer el fallecimiento del cineasta, cuya prolífica trayectoria exhibe una producción que el permitió dirigir a los actores más destacados de los últimos 50 años de Hollywood, como Robert Shaw, Jack Lemmon, Samuel L. Jackson, Tommy Lee Jones, Guy Pearce, Ben Kingsley y Benicio del Toro, entre tantos.
“El motín del Caine”, su cinta póstuma
Los voceros de prensa comentaron que “Friedkin murió con las botas puestas”, en alusión a que hasta hace poco estuvo rodando su cinta final para ser exhibida en Venecia, con Sutherland de protagonista. En todo caso, su carrera tuvo altibajos porque, a diferencia de otros colegas con los que logró popularidad en los 70 -como Peter Bogdanovich o Francis Coppola-, no pudo prolongar su éxito a lo largo de los años y buscó refugio en la televisión en los 90. Más tarde, en los 2000 sólo pudo rodar ‘The Hunted”, “Bug” y “Killer Joe”, además del documental “The Devil and Father Amorth”, vinculado a su emblemático film.
“El Exorcista” se convirtió en un clásico de la pantalla por el terror que generaban los estertores y el giro de cuello de la niña Regan, en una cinta que fue un fenómeno mundial, acaso comparable a la actual Barbie.
En rigor, la obra del realizador lleva asustando espectadores por medio siglo y. gracias a ella. el genial Friedkin se convirtió en maestro del género. En su libro de memorias “The Friedkin Connection” asume que “aún no he hecho mi Ciudadano Kane, pero queda trabajo por hacer. Quizás fracase de nuevo, pero la próxima vez fracasaré mejor”. También el cineasta recuerda sus aventuras iniciales con la cámara y, sobre el tópico del terror que lo llevó a la gloria, desnuda una frase reveladora: “Sólo la vida me da mierdo”, confesó.