En agosto de 2011 se apagaron para siempre la luz creativa y la cámara eterna de Raúl Ruiz, considerado el cineasta más prolífico en la historia del cine chileno con un registro cercano a las 120 películas como fruto de una labor tan extensa como comprometida a la que el exilio no le impidió seguir creando.
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Coincidiendo con los 50 años del golpe de Estado se anuncia el estreno de una cinta que quedó trunca igual que tantos proyectos a causa de la dictadura y que verá la luz en el contexto del Festival de San Sebastián, donde al fin se podrá conocer “El realismo socialista”: meses antes de la caída de Salvador Allende, Ruiz tenía en desarrollo un film con tintes de humor negro sobre el gobierno de la Unidad Popular.
Medio siglo después, el Festival confirmó para septiembre el debut de la obra documental que fue rescatada, restaurada y finalizada por la directora Valeria Sarmiento, viuda del director. Tras el Golpe, el material llegó a través de la embajada alemana a París y, allí, ambos se dieron a la tarea de enviar esas y otras cintas a la U. de Duke (Estados Unidos), donde se conservan esos 184 materiales fílmicos.
Hoy de 74 años, Valeria contó a El País de España que reconstruir ese puzzle de imágenes históricas fue un gran impacto emocional: “Era volver a ver lo que habíamos perdido, fue duro. Me afectó muchísimo, pero había que salir adelante y había que terminarlo”, confesó.
La fotografía es de Jorge Müller, uno de los tantos detenidos desaparecidos en Chile, y la cinta pertenece a una trilogía de obras inconclusas que se han estrenado el último tiempo: las otras son “El tango del viudo y su espejo deformante”, de 1967 y “La telenovela errante”, de 1990.
“Son las tres épocas más importantes de Ruiz en Chile”, asegura Sarmiento.
Esperanzas y contradicciones
La película relata la historia de los obreros que se toman una fábrica y un grupo de intelectuales burgueses que crean el Frente Poético, para acercar la cultura al pueblo. Los personajes se cruzan y el contraste de esos mundos marca un relato que mezcla la ficción con el documental.
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Ruiz visitó a los trabajadores en el cordón industrial Vicuña Mackenna y la población Elmo Catalán y, de ello, quedaron 9 horas de filmación. “Todas esas personas eran sus compañeros de juego”, analiza Valeria, tras recrear ese universo de sueños que fueron aplastados.
Ruiz despuntó en 1968 con “Tres tristes tigres” y luego le siguieron “Palomita Blanca”, “Diálogo de exiliados”, “Día de campo”, “Las almas fuertes” y decenas de películas que, al fin, estamparon su sello en la pantalla grande como reflejo de las anhelos y contradicciones de una época que marcó al país con sus huellas y cicatrices…
<b>“Prefiero registrar antes que mistificar el proceso chileno”</b>
— Raúl Ruiz, cineasta chileno.