Luego de largos discursos en que los comisionados expertos criticaron la forma en que se llevó a cabo su trabajo como revisores del texto que emanó del Consejo Constitucional, se votaban ayer sus 622 observaciones. Las primeras, sobre principios (Fundamentos del orden constitucional), se iniciaron a las 15 horas.
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Y en el mismo inicio del procedimiento se produjo una de las sorpresas de la jornada, pues dos consejeros de la Democracia Cristiana votaron alineados con los 12 de la derecha y no con los otros 10 de la izquierda, lo que permitió que se aprobara una de las enmiendas que presentaban Chile Vamos más Republicanos. Se esperaba que sólo se aprobaran los cambios en que hubiera coincidencia (no acuerdo, porque ambos bloques presentaron textos similares, pero por separado) y no que hubiera descuelgues.
Pero ocurrió, en la idea que proponía adelantar al artículo 1 de la Constitución que “Chile es un Estado social y democrático de derecho”, que contó con la aprobación de las dos comisionadas propuestas por la DC, Paz Anastasiadis y Alejandra Krauss (el PS Flavio Quezada se abstuvo). El texto que salió del Consejo Constitucional había dejado este principio en el artículo 2.
También en las primeras normas se encontraba la que había causado polémica, al definir el sujeto que tiene derecho a la vida: “el que está por nacer”, como señala la actual Constitución de 1980 y que los comisionados de izquierda quisieron reponer; o “de quien está por nacer” como establecieron, gracias a la mayoría republicana, los consejeros constitucionales en la fase previa.
El plan de la izquierda de eliminar la frase “de quien” no fructificó, como tampoco el de la derecha, que proponía algunas redacciones alternativas a la que venía desde el Consejo. Una decía que “la ley protege la vida del ser humano antes de nacer”, que no contó con todas las preferencias de Chile Vamos ni del único republicano, Carlos Frontaura, y la otra, “la vida del que está por nacer”, como es actualmente, que tuvo aún menos votos de la propia derecha, que lo proponía (acá Frontaura se abstuvo). En resumen, se mantiene el texto como lo definieron los consejeros.
En tanto, expectación causó la observación que buscaba establecer algún tipo de paridad de género en las elecciones. Eso, porque la idea era uno de los escasos temas en que se había llegado a un acuerdo transversal en las negociaciones previas.
Con votos cruzados, se aprobó un texto que señala que se “asegurará el acceso igualitario”, dejando atrás la idea más general de “fomentar el acceso” que venía del Consejo. Eso sí, la norma contó con el rechazo de Carlos Frontaura, un asunto que más allá de lo estadístico, puede marcar qué es lo que va a hacer luego el Consejo en la siguiente ronda del Proceso Constitucional.
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Las votaciones se sucedían al cierre de esta edición en el edificio del Congreso en Santiago. Se esperaba que las normas terminaran de decidirse en horas de esta madrugada, pues el texto debe estar por reglamento hoy en manos de la secretaría para prepararlo y entregarlo a la mesa del Consejo, que lo discutirá y votará el lunes y martes de la próxima semana.
Futuro del proceso: entre el pesimismo y la satisfacción
Más allá de las votaciones, algunos expertos mostraron pesimismo de cara al futuro del Proceso. La presidenta de la Comisión, Verónica Undurraga (PPD) dijo que “las observaciones no transforman el texto en una Constitución en que yo pueda ver reflejadas mis ideas y respetadas mis creencias”. Juan José Ossa (RN) planteó que “hicimos un esfuerzo por eliminar la idea de que la izquierda no estaba invitada a esta Constitución”.
Alejandra Krauss (DC) sostuvo que “en el texto predomina de manera evidente sólo una mirada de Chile, estoy decepcionada”.
Domingo Lovera (RD) manifestó que al término de esta fase no habrá fotos ni aplausos, como cuando los expertos escribieron el anteproyecto. Al respecto, Natalia González (UDI) expuso que “es cierto, pero ninguno de los sectores es culpable, más bien les ha costado aceptar a algunos que haya un órgano democráticamente electo”.
Alexis Cortés (PC) respondió que “hubo una elección que le entregó legítimamente a un sector político la conducción del proceso, pero, ¿el mandato fue para redactar una Constitución de acuerdo exclusivamente a sus ideas o para redactar una Constitución que permita la convivencia de las ideas que nos constituyen como país?”.
Gabriel Osorio (PS) definió que “mientras no tengamos una Constitución de consenso, no tendremos una verdadera Constitución”.
Hernán Larraín (UDI) opinó que “un acuerdo integral es algo muy difícil de alcanzar, pero esto no es un fracaso, el maximalismo sólo acepta y valora algo cuando hay acuerdos totales”.
Carlos Frontaura (Rep.) manifestó que “estoy satisfecho con el resultado de este trabajo, el borrador logra compatibilizar la historia constitucional chilena con las necesidades de cambio. Nuestra labor no es sustituir a los representantes del pueblo”.