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Exfigura de la Católica refuta la última locura del candidato Milei: privatizar los clubes del fútbol argentino

El jugador Luciano “Luli” Aued defiende la trascendencia de los clubes de barrio con carácter social y deportivo y se sumó a las instituciones que rechazar la idea de convertir los equipos en sociedades anónimas, como en Chile.

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La propuesta del candidato presidencial derechista Javier Milei de privatizar los clubes profesionales de fútbol para transformarlos en Sociedades Anónimas Deportivas generó polémica nacional en Argentina, así como un rechazo transversal de la opinión pública, incluyendo figuras destacadas en el universo de los campeones mundiales.

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En una reciente entrevista con Jaime Bayly, Milei sostuvo que “frente a un país que se ha empobrecido tanto, ¿cuánto puede pagar por un espectáculo? Poco. Qué es lo que pasa con la liga: tenés jugadores muy jóvenes, inexpertos, o jugadores muy grandes cerca del retiro. No el tramo más competitivo. Hoy no tenés una liga competitiva, porque la macroeconomía lo destruyó todo”.

En un país donde los clubes tienen un gran desarrollo y aún cumplen un rol de carácter social muy importante, y no sólo son equipos de fútbol, la idea del candidato generó repudio de la mayoría de las instituciones, en una larga lista encabezada por Boca Juniors, River Plate, Independiente, Racing, San Lorenzo, Newell’s, Rosario Central, Colón, Unión, Tigre, Platense y Arsenal de Sarandí.

En esa controversia que impacta la razón y la pasión de los argentinos también levantó la voz un destacado jugador que hasta hace poco vistió la camiseta de Universidad Católica y hoy defiende a Instituto de Córdoba: el mediocampista Luciano “Luli” Aued.

A través de Instagram, Aued hizo un interesante análisis resaltando la importancia de los clubes de barrio no sólo para la formación de los niños como futbolistas, sino también como personas, ayudando también a su desarrollo social, según reprodujo el medio El Agora.

“Yo no sería nadie si los clubes no fueran de la gente. Era un nene cuando empecé a jugar en Independiente de La Plata. Mi vieja, Lili, manejaba el buffet y, de paso, como no teníamos un mango en casa, aprovechábamos y comíamos ahí. A mi viejo, el Ruso, lo habían echado de YPF en cuanto la privatizaron. Armó una cooperativa con los compañeros. Probó con un remís. Después se subió al taxi y no se bajó más. Éramos cinco hermanos: nunca nos faltó la comida, pero a veces apenas alcanzaba para que ellos picaran algo. Plena década del noventa: nos dolarizaban la vida a costa de no tener empleo”, escribió el futbolista.

Solidaridad y función social de los clubes

“Las Malvinas de La Plata queda en 140 y 528, en el barrio Las Quintas. Ahí jugaban también Marcos Rojo y Pablo Lugüercio. Me daban todas las tardes un alfajor y un jugo para merendar, sin importar cuántos goles hiciera: comer es un derecho y más si sos un pibe. Pino Pietrosimone era el técnico y el presidente. Tenía una casa de deportes y, cuando se me dañaban los botines, me regalaba unos Fulvencito que la rompían. ¡Eso era la felicidad!”, recuerda.

Mientras en Chile se discute sobre a quién corresponde la responsabilidad social en el controversial caso del juvenil colocolino Jordhy Thompson -hoy detenido por violencia de género-, Aued enfatiza un aspecto esencial: “Muchas veces pensé qué hubiera sido de mi vida sin los clubes de barrio, sin los clubes siendo asociaciones civiles sin fines de lucro. Siempre me respondo lo mismo: soy el resultado, como miles y miles de nenes y de nenas en este país, de esa solidaridad que nunca van a entender quienes creen que todo es un negocio. Por eso defiendo que nuestros clubes sigan siendo de nuestra gente. Por eso estoy convencido de que hay cosas a las que hay que decirles Nunca Más”.

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