La Audiencia de Barcelona determinó una condena de cuatro años y medio de prisión para el exfutbolista Dani Alves por agresión sexual a una joven de 23 años en la discoteca Sutton.
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El tribunal respaldó el relato de la víctima, confirmando que el exjugador del FC Barcelona la vulneró sexualmente sin su consentimiento en los lavabos del reservado de la discoteca.
“Cogió bruscamente a la denunciante, la tiró al suelo y evitando que pudiera moverse la penetró vaginalmente, pese a que la denunciante decía que no, que se quería ir”
Aunque la Fiscalía inicialmente solicitó nueve años de cárcel, la pena se redujo debido a la reparación del daño: Alves abonó 150,000 euros de indemnización solicitados.
Además de la condena de prisión, se impuso al ex de Pumas de la UNAM una pena de libertad vigilada por cinco años y una prohibición de acercarse a menos de un kilómetro del domicilio o lugar de trabajo de la víctima.
El tribunal fundamentó la decisión en la ausencia de consentimiento y destacó que el consentimiento puede ser revocado en cualquier momento, subrayando la violencia utilizada por Alves en el acto.
“Para la existencia de agresión sexual no es preciso que se produzcan lesiones físicas, ni que conste una heroica oposición de la víctima a mantener relaciones sexuales”
El caso estuvo marcado por las contradicciones del futbolista, quien ofreció tres versiones diferentes antes de admitir la penetración. Desde su detención en enero de 2023, Alves había mantenido su inocencia, pero durante el juicio admitió la agresión.
La resolución, emitida en un plazo breve después del juicio, reveló la estrategia de la defensa, que alegó estado de embriaguez y realizó el pago de indemnización para buscar una posible rebaja de la pena. La sentencia no es firme y puede ser objeto de apelación.
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Un relato consistente
La víctima siempre mantuvo su versión de los hechos sin cambios, respaldada por testimonios de su prima y una amiga, así como por el personal de la discoteca y los agentes de policía que la atendieron esa noche.
Los informes médicos y psicológicos también apoyaron su relato, describiendo las secuelas físicas y emocionales que sufrió como resultado de la agresión.
Por su parte, Alves alegaba que todo fue consensual y describió la interacción inicial con la mujer en la discoteca como mutuamente flirteo y luego avanzando a intimidades mayores. Incluso su esposa testificó, diciendo que Alves llegó a casa borracho esa noche.