A tan solo dos días que se conmemore el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia, que se celebra cada 17 de mayo, un particular decreto supremo publicado por el Ministerio de Salud de Perú desató la controversia al incluir la transexualidad, el travestismo y la identidad de género como “enfermedades mentales” en el nuevo Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS), lo que provocó la indignación en diversas comunidades y organizaciones defensoras de derechos humanos.
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Según informó el diario “El Comercio”, del país vecino, el decreto incluye una lista de enfermedades e intervenciones asegurables, siendo la inclusión de la transexualidad y otras identidades de género la adición más polémica. El documento señala que se consideran como trastornos de salud mental el “transexualismo, travestismo de rol dual, trastorno de la identidad de género en la niñez, trastorno de la identidad de género no especificado, travestismo fetichista y orientación sexual egodistónica”.
Esta actualización ha provocado una fuerte reacción de los colectivos LGBTQIA+ en el país. Jorge Apolaya, vocero del Colectivo Marcha del Orgullo Lima, expresó su profunda preocupación: “La norma de por sí está desfasada y más bien deja una puerta abierta a las terapias de conversión, así como al uso de hormonas con fines de ‘corrección de la homosexualidad’, terapias que son consideradas tortura por el derecho internacional”, advirtió, según recogió CHV Noticias.
Por los mismo, los activistas y grupos defensores iniciaron una recolección de firmas para enviar una carta al Ministerio exigiendo la derogación del decreto.
Respuesta del Ministerio de Salud
Tras la controversia, desde el Ministerio de Salud, intentaron justificar la actualización alegando que era necesaria para asegurar una cobertura completa en salud mental. En un comunicado oficial, recalcaron: “La orientación sexual y la identidad de género de una persona no constituye en sí misma un trastorno de la salud física o mental y, por tanto, no deben ser sometidas a tratamiento o atención médica ni a las llamadas terapias de reconversión”.
En ese sentido, reafirmaron que la inclusión de estas categorías no implica que la diversidad de género y sexual sean consideradas enfermedades e insistieron en que la intención era asegurar que las personas con problemas de salud mental, independientemente de su identidad de género, reciban el apoyo necesario. No obstante, el lenguaje del decreto ha sido criticado por ser ambiguo y potencialmente peligroso.
De todas formas, las organizaciones de derechos humanos han señalado que esta medida va en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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Cabe destacar que en agosto de 2018, la OMS publicó la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), en la cual se eliminó la categoría de trastorno mental para la transexualidad y el travestismo, similar a lo que se hizo con la homosexualidad en 1990.
Según la CIE-11, la transexualidad ahora se incluye en un nuevo epígrafe denominado “condiciones relativas a la salud sexual” y se denomina “incongruencia de género”. Antes de esta actualización, formaba parte del capítulo dedicado a “trastornos de la personalidad y el comportamiento”.