Pese a contar con un nutrido y conocido prontuario delictual, que incluye una condena de 6 meses por homicidio, Franciso Muñoz, también conocido como Pancho Malo, anunció sus pretensiones de estar en la papelta del Servicio Electoral (Servel) para las próximas elecciones municipales de octubre.
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Así lo dio a conocer el propio Muñoz en su cuenta de X, donde informó que necesita de “600 firmas para estar en la papeleta”, expresando que “hoy siento la responsabilidad de liderar nuestra amada Providencia, hacia un futuro aún más próspero y exitoso”.
Si bien en su declaración, Francisco Muñoz señala defender “el respeto hacia Carabineros en las calles como ciudadano”, en diciembre de 2006 fue detenido por desórdenes públicos en la comuna de Las Condes, mientras que el 2010 sería arrestado nuevamente por violencia en los estadios, año en que también se le imputó el delito de amenazas.
Además, Muñoz indicó que en caso de ser electo alcalde de Providencia, dará “continuidad y mejorar las buenas políticas de mi antecesora Evelyn Matthei, y a trabajar incansablemente por erradicar la ideología de género de nuestros establecimientos educativos”.
La historia de Pancho Malo
Según publicó The Clinic Francisco Múñoz se unió a la Garra Blanca cuando tenía 15 años, en 1992, y desde ese momento fue escalando posiciones hasta llegar a convertirse en uno de los líderes de la agrupación por el año 2003.
Dentro de la barra perteneció a diferentes grupos que componen la asociación, uno de ellos fue La Familia. Sin embargo, su caída como líder se dio luego del asesinato de Francisco Figueroa, mejor conocido como Mero Mero, en 2012, quien pertenecía al grupo de Los Espectros.
En ese contexto, uno de los tres sospechosos del homicidio a Figueroa, sindicó a Muñoz como el líder intelectual del crimen. Sin embargo, no obtuvo consecuencias penales, pero sí le valió la salida de la barra y su pase a los estadios del país.
Unos cuantos años antes (2000), Pancho Mentira, como también lo apodaban, estuvo preso por el homicidio de Álvaro Domínguez en la ex Penitenciaria de Santiago, indicando al citado medio que: “Estábamos en un carrete y llegó este loco con un cuchillo gigante, de cocina, para atacar a mi amigo. Yo lo defendí, le di un par de puñaladas, pero no quería matarlo”, argumentando legítima defensa.