Una jornada marcada por tensión global tuvo lugar este 22 de junio cuando el presidente Donald Trump confirmó que fuerzas estadounidenses llevaron a cabo una ofensiva aérea contra tres instalaciones nucleares clave en Irán. Las operaciones, que incluyeron el uso de bombarderos estratégicos B-2 y armamento de alta penetración, fueron realizadas en colaboración con el gobierno de Israel.
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Las instalaciones afectadas, Fordo, Natanz e Isfahán, forman parte del núcleo del programa nuclear iraní. La acción ha sido calificada como un intento directo de neutralizar la capacidad de enriquecimiento de uranio del régimen islámico, lo que podría marcar un punto de no retorno en las relaciones entre Teherán y Washington.
“Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra tres instalaciones nucleares en Irán, entre ellas Fordo, Natanz y Isfahán. Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní”, escribió Trump en Truth Social.
El mandatario añadió en una declaración televisada que el operativo tenía como fin frenar “la amenaza nuclear planteada por el Estado patrocinador del terror número uno del mundo”, describiendo el resultado como un “éxito militar espectacular”.
Tecnología bélica de precisión: B-2 y la bomba más poderosa no nuclear
Para llevar a cabo la operación, EE.UU. empleó bombarderos sigilosos B-2, capaces de evadir radares y lanzar la temida bomba GBU-57A/B, conocida como “Massive Ordnance Penetrator” (MOP). Este artefacto de más de 13 toneladas está diseñado para destruir estructuras profundamente enterradas y reforzadas, como el centro subterráneo de Fordo.
Una fuente citada por Reuters confirmó que estas aeronaves participaron activamente en el ataque, destacando que solo EE.UU. posee la capacidad operativa para penetrar la infraestructura bajo tierra de dichas instalaciones.
Respuesta iraní: advertencias, condenas y promesas de represalia
La reacción desde Teherán fue inmediata. El ministro de Exteriores, Abbas Araghchi, denunció los hechos como una violación del derecho internacional:
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“Los acontecimientos de esta mañana son indignantes y tendrán consecuencias duraderas”, escribió.
“Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo”, añadió Araghchi.
Por su parte, voceros de la televisión estatal iraní minimizaron el impacto de los ataques, asegurando que las instalaciones ya habían sido evacuadas previamente y que los daños fueron menores.
“No sufrió un golpe importante porque los materiales ya habían sido retirados”, indicó Hassan Abedini, subdirector político del medio estatal.
Israel y Estados Unidos: ofensiva conjunta y respaldo mutuo
Desde Jerusalén, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu felicitó al presidente estadounidense y reiteró la alineación entre ambos países:
“El presidente Trump y yo solemos decir: ‘La paz a través de la fuerza’. Primero viene la fuerza, luego la paz”.
Ambos gobiernos reconocieron que la operación fue resultado de una estrecha coordinación militar, especialmente luego de que Israel solicitara apoyo directo para atacar instalaciones que su propio arsenal no podía alcanzar.
Reacciones internacionales: entre el apoyo y la alarma
La comunidad internacional no tardó en pronunciarse. Desde la ONU, el secretario general António Guterres expresó su preocupación por la posible escalada regional:
“Estoy profundamente alarmado por el uso de la fuerza por parte de los Estados Unidos contra Irán hoy. Se trata de una escalada peligrosa... con consecuencias catastróficas para la población civil”, afirmó.
En América Latina, las respuestas también fueron contundentes. El presidente de Chile, Gabriel Boric, recordó que “atacar centrales nucleares está prohibido por el derecho internacional”, mientras que Miguel Díaz-Canel, desde Cuba, advirtió que la ofensiva arrastra “a la humanidad a una crisis de irreversibles consecuencias”.
Estados Unidos: debate interno y tensiones políticas
Al interior de EE.UU., el ataque ha generado un profundo debate político. Legisladores demócratas acusaron a Trump de actuar sin la autorización del Congreso y de poner en riesgo la seguridad nacional al involucrarse en una posible guerra sin respaldo institucional.
“El presidente Trump engañó al país sobre sus intenciones, no solicitó la autorización del Congreso... y corre el riesgo de enredarse en una guerra potencialmente desastrosa”, declaró Hakeem Jeffries, líder demócrata en la Cámara de Representantes.
Algunos sectores incluso han sugerido un posible juicio político por lo que consideran una violación constitucional.
Por otro lado, líderes republicanos, como Mitch McConnell, defendieron la decisión presidencial, calificándola de “respuesta prudente” ante las amenazas de Teherán.