A medida que la tecnología se integra cada vez más en la vida cotidiana y en los entornos de trabajo, preparar a los jóvenes para un mercado laboral digital se ha vuelto una prioridad.
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En ese sentido, la alfabetización digital no solamente implica manejar herramientas tecnológicas, sino también desarrollar habilidades críticas para aprender, resolver problemas y adaptarse a nuevos entornos. Y el reto es urgente.
Según Salesforce, solo el 31 % de la Generación Z a nivel mundial considera estar plenamente preparado para enfrentar las demandas del mercado laboral digital.
Esta brecha evidencia que la formación en competencias tecnológicas no puede esperar hasta la vida profesional; debe comenzar desde la infancia con recursos que integren lo analógico y lo digital, permitiendo que los estudiantes desarrollen habilidades clave sin dejar de lado la escritura manual.
“Integrar, desde los primeros años, cuadernos y recursos digitales con propósito es clave para cerrar brechas. Bajo el paradigma del Diseño Universal para el Aprendizaje, la tecnología se concibe como aliada dentro de un ecosistema de múltiples medios y herramientas para ampliar acceso y expresión”, de acuerdo con Valentina Alvear Obregón, gestora de Innovación y Tecnologías Educativas en Caligrafix.
El Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) busca que todos puedan aprender a su manera, usando recursos abiertos para que cada quien pueda seguir su propio camino en la educación. Esto se hace creando un espacio de aprendizaje personalizado para cada estudiante.

BENEFICIOS ÚNICOS
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Esta combinación ofrece beneficios únicos: mientras el cuaderno fomenta la escritura manual, la memoria y la comprensión lectora, tecnologías como la realidad aumentada añaden capas interactivas que refuerzan la curiosidad y la exploración digital.
De esta manera, los niños aprenden a utilizar herramientas tecnológicas, interpretar información en entornos digitales y desarrollar pensamiento crítico, sin perder contacto con las prácticas esenciales del aprendizaje tradicional, de acuerdo con la también profesora universitaria.
Según la Royal Society of Chemistry, cuatro de cada 10 docentes ya se ha apoyado en herramientas de inteligencia artificial (IA) en su labor educativa.
Sin embargo, la UNESCO, en una encuesta mundial reveló que menos del 10% de las escuelas y universidades cuentan con políticas o guías institucionales para el uso de IA generativa en entornos académicos, lo que evidencia la necesidad de impulsar programas de formación docente más sólidos.

PASOS IMP0RTANTES
Por ejemplo, en México se han dado pasos importantes, pues desde 2024 la UNAM promueve el uso de IA generativa en la enseñanza, a través de una guía práctica que permite a los profesores personalizar contenidos y evaluar de manera más precisa.
“Sería ilógico no aprovechar tantos avances tecnológicos. Plataformas como PleIQ combinan realidad aumentada e inteligencia artificial para ofrecer experiencias educativas adaptables, ya que permite a los docentes crear contenidos dinámicos, monitorear el progreso de los estudiantes y ajustar el aprendizaje según sus necesidades, fortaleciendo tanto la enseñanza como la autonomía de los alumnos”, agregó Valentina Alvear Obregón.
Especialistas coinciden en que el futuro de la educación no está en reemplazar el papel por pantallas, sino en aprovechar lo mejor de ambos mundos. El cuaderno, acompañado de recursos digitales interactivos, puede convertirse en una puerta hacia un aprendizaje más dinámico, inclusivo y preparado para los desafíos del siglo XXI.