Hace casi un año desde que se dio a conocer la acusación en su contra y a días de que se cumpla el plazo del fin de la investigación por los delitos de violación y abuso sexual en su contra, Manuel Monsalve decidió hablar.
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El exsubsecretario del Interior partió relatando cómo han sido estos meses. “Diría que estoy agotado emocional, intelectual e incluso físicamente. He pasado períodos de tristeza, frustración, dolor y rabia, pero también por momentos donde hay mucha determinación de salir adelante“, declaró a La Tercera.
Él comenzó a recordar los acontecimientos por los cuales ha pasado meses en prisión preventiva y actualmente está cumpliendo la medida cautelar de arresto domiciliario total en su hogar de Viña del Mar.
Monsalve continuó al justificarse por no tener una escolta durante la reunión que tuvieron junto a la denunciante en el Costanera Center, y la cena en el restaurante peruano Ají Seco Místico, el mismo día en que habría ocurrido la agresión sexual que se le imputa.
“La práctica de los escoltas era institucionalizada: la PDI ha reconocido que no existía protocolo. Los fines de semana, durante los dos años y siete meses que fui subsecretario, nunca me acompañaban a actividades particulares. Esa práctica nunca me fue representada como un hecho que habría que modificar. Nunca tampoco tuve una situación de riesgo”, reveló.
“Respecto a lo de andar por el centro de Santiago, entiendo que se refiere a la caminata que se produce el domingo 22 de septiembre en la noche, después de salir del restaurante Ají Seco Místico. Eso muestra un estado de desorientación. En un estado de lucidez no habría ocurrido nunca, porque conocía los riesgos que implicaba transitar de noche por el centro de Santiago”, añadió Monsalve.
La reunión del Costanera Center
Él reconoció que “jamás debía salir con una persona que trabajaba conmigo”, y agregó que “cometí un error, no ponderé ni el peligro ni los riesgos que eso implicaba”.
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Esto le hizo rememorar su reunión con la funcionaria de la Subsecretaría del Interior en el Costanera Center, en donde él asegura que dicha reunión nunca fue de trabajo, sino que siempre se trató de un encuentro para conocerse fuera del trabajo. Aunque la denunciante declaró que pensó que era con motivos laborales.
“No fue una reunión laboral. No estoy aquí ni para victimizarme ni para atacar a nadie. Lo que sí puedo reiterar es que fueron casi seis horas en las que no se habla de nada que tenga que ver con trabajo. Sentarse en el césped es fuera de cualquier espíritu laboral”, contó el exsubsecretarío.
“Por eso creo que es un error haber salido con alguien que trabajaba conmigo. Es un hecho que genera una sospecha natural. Hay, no solo declaraciones mías, sino de ella, con el reconocimiento de que nunca hubo ningún tipo de presión y que los encuentros fueron voluntarios. Nunca hubo el uso de la jerarquía para presionar, para coaccionar, para forzar”, afirmó.
Al ser consultado si no es implícita la presión de asistir considerando la asimetría en el espacio laboral, él reiteró que “digo que es un error porque genera riesgos que tienen consecuencias y no me debía haber expuesto a ese riesgo. Lo que puedo decir es que nunca hubo ningún tipo de presión”.
“Creo que fue un error evidente, grave. Cometí un error que me puso en una situación en la que nunca pensé estar, pero no cometí un delito”, reiteró.
La noche en el Ají Seco
Manuel Monsalve indicó que su comportamiento durante la noche en el restaurante peruano Ají Seco Místico, “no dice relación con mi conducta habitual”. A propósito de que su comportamiento era “valorado porque ejercía mi cargo con responsabilidad”.
“Lo que hice fue salir a comer como es normal e iba a retornar para poder preparar las actividades del día siguiente. Creo que ella tampoco quería embriagarse, ni permanecer cuatro horas y media en un restaurante, tampoco quería irse de fiesta esa noche cuando también tenía obligaciones al día siguiente”, aseguró.
“Ninguno quería que eso ocurriera. ¿Cómo llegamos entonces a una situación como esa? Es una pregunta que todavía no es aclarada. A medida que ha pasado el tiempo y se han ido agregando elementos, mi sospecha era la posibilidad de ser drogado o de la intervención de terceros", continuó.
Ante la consulta de por qué tiene la sospecha de ser drogado o de que exista una intervención de terceros, respondió planteando más interrogantes. “¿Cómo perdimos la memoria? ¿Por qué no se dio la boleta? ¿Por qué el garzón dice que no estaba cuando en realidad sí estaba? ¿Por qué nadie se acuerda de que alguien haya salido ebrio? Todo es extraño".
Monsalve apuntó que han existido dificultades para su defensa, ya que se han negado las diligencias que han solicitado. “Siento que no se ha respetado con rigurosidad el principio de objetividad. O sea, es válido que la Fiscalía investigue todo aquello que permita culparme, pero legalmente es obligatorio que investigue todo aquello que permita exculparme y probar mi inocencia. Estoy convencido que mientras más se conozca la verdad, más posibilidades tengo de defenderme”.
Su comportamiento posterior
Después de los eventos ocurridos a finales de septiembre, Manuel Monsalve se reunió con la jefa de Inteligencia de la PDI, Cristina Vilches, debido a que sentía que estaba bajo amenaza y podría ser extorsionado.
Por lo mismo, se instruyó el levantamiento de cámaras del hotel para mostrársela al Subsecretario del Interior de ese entonces, ya que no recordaba lo sucedido. Además, entregó su celular para pericias. Esto sucedió tan solo días antes de que se presentara la denuncia en su contra.
“Mi conducta posterior al 22 y 23 de septiembre ha sido muy puesta en cuestión. Pero yo nunca tuve como elemento de juicio para mi toma de decisiones el hecho de que hubiese la comisión de un delito. Ninguna de mis decisiones posteriores fueron determinadas por el temor a que hubiera una denuncia”, afirmó.
“Alguien que comete un delito, ¿va a la Policía de Investigaciones para que averigüe lo que pasó? ¿Hay alguna instrucción mía para tapar lo que pasó? Ninguna. Ni de la directora de Inteligencia, ni de los funcionarios de Investigaciones que van al hotel o que van al restaurante. ¿Cuál es la acción de ocultamiento que se les instruyó a ellos? Ninguna. ¿Hay alguna evidencia que demuestre que se manipuló o se alteró alguna evidencia? Ninguna“, insistió.
“¿Cuál es la instrucción que indican que reciben por parte de la jefa de Inteligencia los funcionarios de la PDI? Aclarar si el subsecretario había sido drogado o no. Y ver el estado de bienestar de la persona que había salido a comer con él. Esas son las instrucciones. Además son los hechos, porque no hay alteración de ninguna evidencia", continuó.
Producto de esta sospecha que ya tenía de haber sido drogado, el medio citado le consultó por qué no informó a la ministra del Interior o al Presidente, y dijo que “está el sentido de prudencia, o sea, cuando uno va a hacer una denuncia que está consciente que va a generar un impacto enorme, uno tiene que tener ciertos elementos de juicio que le den seriedad a la denuncia (...) Si iba a hablar con una autoridad siendo yo subsecretario del Interior, lo razonable es que hablara con la mayor cantidad de elementos de juicio en la mesa y no solo con supuestos”.