Ser declarada muerta sin estarlo parece un error imposible, pero le ocurrió a una mujer de 82 años en Santander, España. Fue durante una cita médica de rutina cuando descubrió que, según los registros del sistema sanitario, había fallecido semanas atrás.
PUBLICIDAD
Un error que le borró la vida en papeles
La mujer, que había sido ingresada en el Hospital Marqués de Valdecilla por una infección en la pierna, fue dada de alta tras evolucionar favorablemente. Sin embargo, cuando volvió para un chequeo de seguimiento, le comunicaron algo insólito, aparecía como fallecida desde el 16 de septiembre.
Según los registros, el propio hospital había reportado erróneamente su muerte a la Seguridad Social, desatando un sinfín de problemas que hoy afectan su vida cotidiana.

“¿Me están ocultando algo?”
Al recibir la noticia, la mujer pensó lo peor, creyó que le ocultaban un diagnóstico grave. Fue su hija quien relató al medio Diario Montañés la incertidumbre, el miedo y la confusión que vivió la familia al enterarse de semejante equivocación.
Desde entonces, la mujer está viva, pero “no existe” para el sistema. No puede retirar sus medicamentos, tiene bloqueadas sus cuentas bancarias, debe presentarse personalmente en oficinas públicas y está obligada a solicitar un certificado de fe de vida.
Una disculpa que aún no llega
La familia exige una disculpa formal del hospital y acciones para enmendar el daño causado. Consideran inaceptable que una institución médica de prestigio cometa errores tan graves que, literalmente, anulan la identidad de una persona.
¿Qué pasa cuando el sistema “mata” a alguien por error?
Este caso pone en evidencia la fragilidad de los sistemas administrativos y las consecuencias reales de los errores burocráticos. No solo afectan trámites o documentos: afectan personas, emociones, derechos y dignidad.