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“Por niños pagaban más”: El safari humano donde podías matar civiles por 100 mil euros

Denuncias afirman que matar niños costaba más en un perverso turismo de guerra operado desde Italia hacia Sarajevo

Denuncias afirman que matar niños costaba más en un perverso turismo de guerra operado desde Italia hacia Sarajevo.
Denuncias afirman que matar niños costaba más en un perverso turismo de guerra operado desde Italia hacia Sarajevo. Fotos: Dall-E y Gemini

La Fiscalía de Milán abrió una investigación que estremece a Europa: un grupo de ciudadanos italianos habría pagado entre 80 y 100 mil euros durante la guerra de Bosnia en los años noventa para viajar los fines de semana a Sarajevo y disparar a civiles indefensos.

Según la denuncia presentada por el escritor Ezio Gavazzeni, respaldada por el exmagistrado Guido Salvini y la exalcaldesa Benjamina Karic, existió una red que ofrecía “safaris humanos” en plena guerra, donde incluso se pagaba más por matar niños.

El caso fue revelado por El País y retomado por medios italianos como La Repubblica, Il Fatto Quotidiano, Sky TG24 y Rai News, que describen a los implicados como “turistas de la guerra”, “francotiradores de fin de semana” o “cazadores humanos”.

La investigación judicial en Italia, dirigida por el fiscal Alessandro Gobbis, indaga por homicidio voluntario con agravantes de crueldad y motivos abyectos, delitos que no prescriben en la legislación italiana.


El turismo del horror: cómo operaban los “francotiradores de fin de semana”

Los hechos habrían ocurrido entre 1992 y 1996, en pleno sitio de Sarajevo, una de las tragedias más recordadas del conflicto balcánico. En ese periodo, miles de civiles fueron asesinados por disparos provenientes de las colinas que rodean la ciudad.

Según la denuncia, algunos de esos tiradores no eran combatientes, sino civiles extranjeros que pagaban por participar en la matanza.

Los viajes partían desde la ciudad italiana de Trieste, con vuelos hacia Belgrado, capital de Serbia, a través de la aerolínea Aviogenex. Desde allí, los turistas se desplazaban por tierra hasta Sarajevo, donde se les llevaba a puntos estratégicos de las colinas para disparar a la población civil. Se estima que el “paquete” costaba entre 80,000 y 100,000 euros actuales (entre 86.5 millones y 108 millones de pesos chilenos), aunque, de acuerdo con testimonios recogidos en la denuncia, el precio aumentaba si las víctimas eran niños.

Uno de los testigos principales es un exagente de inteligencia bosnio, identificado por las iniciales E. S., quien asegura que los servicios secretos italianos ya tenían información sobre la presencia de al menos cinco tiradores italianos en las colinas de Sarajevo en 1993.

Los documentos citados por Gavazzeni incluyen interrogatorios a combatientes serbios capturados, quienes describieron la llegada de extranjeros “acompañados para disparar a civiles”. También se menciona la posible implicación del oficial serbio Jovica Stanisic, condenado por crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia.

La evidencia y la sombra del silencio

La denuncia presentada ante la Fiscalía de Milán consta de 17 páginas con testimonios y documentación obtenida de exmiembros de inteligencia, soldados y archivos desclasificados. Entre los sospechosos hay un empresario de Milán, dueño de una clínica estética privada, además de otros ciudadanos de Turín y Trieste. Hasta ahora, los nombres permanecen bajo reserva judicial.

Los medios italianos destacan que el caso había sido ignorado por las autoridades de Bosnia y Serbia. La justicia bosnia archivó una investigación previa al considerar que era casi imposible reconstruir los hechos en un país aún dividido por las heridas del conflicto. En Serbia, el tema fue calificado de “leyenda urbana”. Por eso, Gavazzeni decidió llevar el caso ante la justicia italiana, buscando una vía penal que pudiera romper la impunidad.

El documental Sarajevo Safari (2022), del director esloveno Miran Zupancic, había recogido testimonios sobre extranjeros que viajaban para matar civiles durante el asedio, aunque sin ofrecer pruebas concluyentes. Su impacto fue clave para que los denunciantes reunieran información adicional y lograran abrir la investigación formal que hoy sacude a Italia.

Una herida que vuelve a sangrar

Los testimonios señalan que muchos de los implicados eran personas de alto nivel económico, vinculadas con círculos de extrema derecha o con afición por las armas, que regresaban a sus vidas respetables tras un fin de semana de asesinatos.

El Gobierno de Bosnia expresó su disposición a colaborar plenamente con la justicia italiana. El cónsul bosnio en Milán, Dag Dumrukcic, afirmó que su país está “impaciente por descubrir la verdad de un asunto tan cruel y cerrar las cuentas con el pasado”. Si la investigación logra confirmar la existencia de los “safaris humanos”, se trataría de uno de los crímenes más aberrantes documentados desde el fin del conflicto yugoslavo.

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