La Policía de Investigaciones (PDI) detuvo este miércoles a Mauricio Ortega, condenado por la brutal agresión a Nabila Rifo en 2016, luego de que la Corte Suprema confirmara la revocación de su libertad condicional. El procedimiento fue realizado por la Brigada de Homicidios de Coyhaique, que trasladó al condenado hasta el Centro de Detención Preventivo de Puerto Aysén, recinto donde cumplía su condena original.
Ortega había sido beneficiado con la libertad condicional a inicios de octubre, tras cumplir la mitad de su pena de 18 años por el delito consumado de lesiones graves en contexto de violencia intrafamiliar. Sin embargo, la decisión generó una inmediata reacción del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG), que presentó un recurso de amparo al considerar que la medida vulneraba los derechos de la víctima.
La Corte de Apelaciones de Coyhaique había aprobado inicialmente la liberación, pero el 22 de octubre el tribunal resolvió revocar el beneficio, ordenando el reingreso de Ortega a prisión. Tras su detención, el agresor fue llevado al Hospital Regional de Coyhaique para constatar lesiones y luego trasladado hasta Puerto Aysén, donde permanecerá recluido mientras se desarrolla el proceso judicial.
El martes, la Corte Suprema confirmó la sentencia y calificó como “arbitrario” el actuar de la Comisión de Libertad Condicional por no haber escuchado a Nabila Rifo antes de resolver la solicitud. Según el fallo, la notificación enviada a la víctima el 25 de septiembre “careció de los elementos necesarios para darle eficacia”, ya que fue dirigida a un domicilio que desde 2020 corresponde al Centro de Apoyo para la Integración Social (CAIS), y no a la residencia de Rifo.
La falta de notificación efectiva impidió que la víctima ejerciera su derecho a oponerse al beneficio, lo que finalmente llevó al máximo tribunal a respaldar el recurso de amparo del SernamEG.
Mauricio Ortega fue condenado en 2017 por atacar salvajemente a su expareja el 14 de mayo de 2016 en Coyhaique. Durante el ataque, la golpeó con un bloque de cemento y luego le extrajo ambos ojos con un objeto cortopunzante, en un caso que conmocionó al país y se convirtió en un símbolo de la violencia extrema contra las mujeres en Chile.
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