Una noticia que golpeó profundamente a la comunidad del Bío Bío se conoció este martes: Juan Antonio Rojas Morales, el querido “Cachirupi”, falleció a los 79 años. El histórico locutor y animador, cuya voz marcó a generaciones en Radio Punto 7 y otras emisoras de la zona, dejó un legado imborrable que familiares y colegas que con pesar confirmaron su partida.
Rojas se transformó en un símbolo de la radio regional gracias a su compañía diaria en las mañanas de Radio Punto 7, donde su estilo cercano y su humor espontáneo marcaron a generaciones. Su conexión con el público era tal que muchos lo consideraban parte de la familia; lo escuchaban en hogares, ferias, taxis y locales de comida, siempre encarnando una presencia cálida y cotidiana.
El querido locutor se encontraba alejado de la radio debido a problemas de salud, y una dura batalla contra el cáncer que lo mantuvo dos años fuera de los micrófonos, periodo que sus auditores vivieron con profunda esperanza de su regreso.
En su última entrevista en el matinal Nuestra Casa de Canal 9 BíoBío Televisión, “Cachirupi” confesó con emoción cuánto extrañaba la radio: “Tengo ganas de volver”, dijo.
De acuerdo a Página 7, “Cachirupi” nació en Coronel, en una familia numerosa con 12 hermanos y padres a quienes él describía como “pilares” de su vida. Durante su juventud destacó en el deporte: fue seleccionado de básquetbol en Concepción y practicó atletismo, salto alto y salto con garrocha. Sin embargo, al terminar la enseñanza media debió comenzar a trabajar en diversos oficios. Se definía a sí mismo como un “maestro chasquilla” que hizo de todo antes de entrar al mundo de las comunicaciones.
Su historia también estuvo marcada por la política. En 1974 estuvo detenido y posteriormente se exilió en Argentina, donde vivió tres años en Buenos Aires trabajando en distintos rubros y profundizando su amor por el folclore y la guitarra. De ese periodo nació además su apodo: “El Cachirupi”.
A su regreso a Chile en los años 80 inició su carrera radial. Primero ingresó como reportero a Radio Interamericana y luego pasó por Radio Caracol. Su voz y estilo de locución lo llevó más tarde a Radio El Carbón, y desde ahí sus espacios se ampliaron a Radio Bío-Bío en Concepción y Temuco, hasta llegar definitivamente a Radio Punto 7, donde trabajó cerca de 16 años y construyó una relación única con sus auditores.
Más allá del micrófono, su rol como consejero también lo distinguió. Miles de auditores confiaron en él para compartir sus problemas o desahogarse. En una ocasión incluso intervino en vivo para evitar que un auditor atentara contra su vida, gesto que muchos recuerdan como muestra de su humanidad.
Sin duda, su partida deja un vacío profundo en la radio y en la memoria afectiva del Bío Bío, donde su voz seguirá siendo sinónimo de compañía, cariño y cercanía.