El cometa interestelar 3I/ATLAS sigue sumando misterios. Ahora, una nueva hipótesis propuesta por el astrofísico Avi Loeb sugiere que este visitante del espacio profundo no viaja solo, sino acompañado por un enjambre de objetos invisibles que podrían estar reflejando la mayor parte de la luz que vemos en las imágenes.
Esta idea surge a partir de múltiples observaciones recopiladas durante noviembre de 2025, justo después del perihelio —el punto más cercano al Sol— cuando telescopios en Alemania, Hawái y Tailandia captaron una forma en “lágrima” y una anti-cola constante que apunta siempre hacia el Sol.
El comportamiento es inusual porque la anti-cola se mantiene estable antes y después del perihelio, algo que no encaja con el patrón típico de un cometa.
Una pista extraña: la luz no viene del núcleo
Las imágenes más detalladas, incluidas las captadas con el Hubble el 21 de julio, muestran que el núcleo del cometa apenas refleja luz.
En realidad:
- casi toda la luminosidad proviene de la coma (una nube difusa alrededor del núcleo),
- y la forma de esa coma parece más sólida y constante de lo esperado.
Eso llevó a Loeb a plantear una idea audaz: la anti-cola no sería simplemente expulsión de gas y polvo, sino un grupo de objetos alrededor de 3I/ATLAS.
¿Un enjambre acompañante? La hipótesis que va cobrando fuerza
Loeb propone que estos objetos no experimentan las mismas fuerzas que el núcleo del cometa.
Mientras 3I/ATLAS muestra aceleración no gravitacional —posible señal de jets— otros cuerpos cercanos podrían:
- conservar trayectorias más simples,
- permanecer siempre entre el cometa y el Sol,
- y generar una sombra luminosa con forma estable.
Lo más sorprendente es que las medidas coinciden:
A una distancia actual de 270 millones de kilómetros, estos fragmentos estarían desplazados unos 54.000 kilómetros hacia el Sol, equivalentes a 0.7 minutos de arco en el cielo.
Exactamente lo que muestran las fotos.
Miles de objetos… y casi ninguno visible
Lo más intrigante es que este hipotético enjambre podría ser:
- enorme en superficie,
- mínimo en masa,
- y prácticamente invisible individualmente.
Loeb calcula que:
Un trillón de objetos diminutos, representando solo el 0.001% de la masa total de 3I/ATLAS, podrían reflejar el 99% de la luz observada.
Esto explica por qué la luminosidad de la coma parece independiente del tamaño real del núcleo.
En pocas palabras:
El cometa podría verse brillante… porque no estamos viendo al cometa, sino a sus acompañantes.
¿Gas, roca, hielo… o algo más?
La gran pregunta es qué son estos objetos.
Loeb plantea opciones naturales:
- fragmentos,
- partículas sólidas,
- pedazos de hielo no sublimado.
Pero deja abierta la puerta a algo diferente:
“¿Rocas… o algo más?” pregunta al final de su análisis.
Ese “algo más” es lo que mantiene vivo el interés público, especialmente después de otras hipótesis recientes sobre:
- latidos luminosos,
- aceleración no gravitacional,
- y trayectorias muy precisas cerca de Júpiter.
Por qué el misterio importa
Si la anti-cola es realmente un enjambre de objetos estables, esta sería una de las anomalías más fuertes registradas hasta ahora para explicar el comportamiento de 3I/ATLAS.
Y también sería la primera vez que se detecta un fenómeno de este tipo en un objeto interestelar.

