En un hecho que marca un antes y un después en la historia del Instituto Nacional, la comunidad escolar eligió por primera vez a una mujer para encabezar su Centro de Estudiantes. Se trata de Colomba Tobar, integrante de la lista Conciencia, quien obtuvo un amplio triunfo con 982 votos, superando con holgura a su competidora Amanecer, que alcanzó 516 preferencias.
La elección no solo simboliza un hito democrático dentro del emblemático liceo capitalino, sino también un reflejo de los profundos cambios que atraviesa la institución. Tras más de dos siglos funcionando exclusivamente como establecimiento masculino, el Instituto Nacional abrió sus matrículas a mujeres recién en marzo de 2021, luego de que el Ministerio de Educación autorizara la transición hacia un modelo plurigénero. Cuatro años después, ese cambio comienza a expresarse con fuerza en sus espacios de liderazgo.
Tobar no es una desconocida dentro del funcionamiento interno del colegio. Hasta ahora, se desempeñaba como vicepresidenta de la jornada de la mañana, rol que le permitió involucrarse activamente en procesos de organización y convivencia estudiantil. La nueva mesa directiva estará compuesta además por Eduardo Ziede y Amanda Moya en vicepresidencias, y Maximiliano Cáceres y Maximiliano Ossa en la secretaría ejecutiva, entre otros integrantes.
La lista Conciencia centró su campaña en reforzar el diálogo comunitario y promover una participación estudiantil más activa. Bajo el lema “Ante la indiferencia, Conciencia”, la agrupación subrayó la urgencia de revitalizar el rol del alumnado en un contexto especialmente complejo para el Instituto Nacional.
Y es que la nueva directiva asumirá en medio de un escenario marcado por cambios internos, episodios de violencia y diversos procesos investigativos que han golpeado a parte de la comunidad educativa. Incluso, algunos estudiantes han sido derivados al Sename en el marco de querellas impulsadas por la municipalidad.
En medio de este panorama, el liderazgo de Tobar adquiere especial relevancia. Su elección no solo rompe con más de 200 años de tradición masculina, sino que simboliza un paso significativo en el camino de renovación de un establecimiento que ha formado a numerosas figuras políticas y que hoy busca recuperar su espíritu.