Nicolás Maduro volvió a colocarse en el centro de la agenda internacional, tras la difusión del contenido de una carta enviada a jefes de Estado de América Latina y el Caribe, así como a los 193 países miembros de la Asamblea General de la ONU.
El documento, fechado el 22 de diciembre y leído públicamente por el canciller Yván Gil en Venezolana de Televisión (VTV), surge en un contexto de máxima tensión entre Venezuela y Estados Unidos.
La escalada se produce luego de las advertencias directas del presidente estadounidense Donald Trump, quien en los últimos días lanzó frases como: “Si se quiere hacer el duro, será la última vez que lo haga” y “Sería inteligente por su parte irse”, en alusión a la permanencia de Maduro en el poder.
Acusaciones de uso de la fuerza y violaciones regionales
En la misiva, de unas seis páginas según versiones oficiales, Maduro denuncia una “escalada de agresiones de extrema gravedad” por parte del gobierno estadounidense. Señala que el despliegue naval iniciado en agosto de 2025, bajo la llamada operación “Lanza del Sur”, constituye una violación del artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe el uso o la amenaza del uso de la fuerza.
Además, acusa a Washington de vulnerar compromisos regionales como la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz (CELAC, 2014) y el Tratado de Tlatelolco, que prohíbe la presencia de armas nucleares en la región.
“Piratería”, bloqueo y alarma energética mundial
Uno de los puntos más sensibles del documento es la denuncia de presuntos actos de “piratería”. Según la versión venezolana, entre el 2 de septiembre y el 18 de diciembre de 2025 se habrían registrado 28 ataques armados contra embarcaciones civiles en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de 104 personas ejecutadas extrajudicialmente. También se menciona el secuestro y robo de al menos dos o tres buques petroleros con millones de barriles de crudo.
Maduro advierte que el bloqueo total a tanqueros venezolanos tendrá consecuencias globales y subraya que “la energía no puede convertirse en arma de guerra ni en instrumento de coerción política”.
Llamado urgente a la comunidad internacional
La carta reafirma la vocación pacífica de Venezuela, aunque sostiene que el país está preparado para defender su soberanía y recursos conforme al derecho internacional. Finalmente, exige el cese inmediato del despliegue militar, una investigación internacional y una acción colectiva para preservar la paz.
El texto busca respaldo diplomático en un escenario donde Rusia y China ya expresaron su apoyo a Caracas, mientras sectores opositores califican la misiva como “propaganda” o “publirreportaje”, en contraste con la narrativa oficial que la presenta como una defensa legítima de la soberanía nacional.
