Este lunes, el Senado resolvió aprobar por unanimidad la acusación constitucional presentada contra el ahora exministro de la Corte Suprema, Diego Simpertigue. La decisión implicó su salida inmediata del máximo tribunal del país y la imposibilidad de desempeñar cargos públicos durante los próximos cinco años.
La acusación se sustentó en la figura de notable abandono de deberes, vinculada a una serie de actuaciones y omisiones que, a juicio del Congreso, comprometieron gravemente los principios de probidad e imparcialidad que deben regir la función judicial.
El eje del caso: la “trama bielorrusa”
El principal antecedente de la acusación está relacionado con el llamado caso “Muñeca Bielorrusa”, una arista del denominado Caso Hermosilla. En ese contexto, Simpertigue votó a favor del consorcio bielorruso Belaz Movitec en un litigio millonario contra Codelco, fallo que abrió la puerta a una indemnización superior a los $17.000 millones.
Posteriormente, se conoció que el magistrado compartió un crucero por Europa con abogados ligados a dicho consorcio, entre ellos Eduardo Lagos, imputado por el delito de cohecho. Este hecho fue considerado por los acusadores como un grave conflicto de interés incompatible con su rol en la Corte Suprema.
Otros conflictos bajo la lupa
La acusación también incorporó otros episodios que reforzaron el escrito. Entre ellos, se mencionaron conflictos de interés en el caso Fundamenta, vinculado a un proyecto inmobiliario, así como cuestionamientos en procesos de nombramientos notariales, donde Simpertigue habría promovido a su yerno.
Estos antecedentes fueron clave para configurar un patrón de conducta que, según los parlamentarios, vulneró la confianza pública en el Poder Judicial y justificó la sanción aplicada.
La defensa y el mea culpa
Tras concretarse su destitución, Diego Simpertigue realizó una breve declaración pública en la que reconoció errores en su actuar. “El mea culpa que tengo que hacer es haber sido demasiado inocente frente a situaciones demasiado evidentes”, señaló el exministro, frase que rápidamente fue difundida.
La salida de Simpertigue se suma a una seguidilla de destituciones en el máximo tribunal, convirtiéndose en el tercer ministro de la Corte Suprema removido en los últimos 14 meses, tras los casos de Ángela Vivanco y Sergio Muñoz.