La Corte de Apelaciones de Concepción condenó a una mujer de Hualpén por los persistentes ladridos de su perro, tras acoger un recurso de protección presentado por una adulta mayor que vivía junto a la dueña del animal.
El tribunal calificó los ruidos molestos como una forma de “violencia sorda”, dado que la exposición constante al sonido afectó la tranquilidad, la salud y la calidad de vida de la recurrente.
En su fallo, la Corte ordenó a la propietaria del can adoptar medidas eficaces para controlar el comportamiento del animal, incluyendo, si fuese necesario, la instalación de aislamiento acústico en el lugar donde este se encuentra, con el fin de mitigar la propagación de los ladridos hacia el entorno.
Las obligaciones de la Ley de Tenencia Responsable
La resolución fue motivada por el impacto que los ruidos generaban en la vida cotidiana de la mujer afectada, especialmente considerando su edad y posibles condiciones de salud agravadas por la falta de descanso.
La justicia también recordó que la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía establece obligaciones para los dueños de animales, entre ellas la de evitar que estos provoquen daños o molestias a terceros, lo que fundamentó la decisión judicial.
Asimismo, la Corte instruyó que sea la municipalidad de Hualpén la encargada de fiscalizar que se cumplan las medidas ordenadas, velando por que la convivencia entre vecinos y animales no vulnere derechos fundamentales ni la calidad de vida de las personas que comparten el entorno.
