El asesinado de Milton Domínguez Moreno, un hombre discapacitado de 61 años, a manos de efectivos de la Armada en Iquique conmocionó a la comunidad. Según la versión presentada por los marinos que agredieron a Milton, aún sin respaldo de pruebas, el discapacitado lideraba un grupo de delincuentes que los asaltó poco antes, cuando regresaban a su barco desde un burdel.
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Por ese motivo, los hombres habrían decidido volver para recuperar los objetos robados, momento en que le propinaron la paliza que terminó con el hombre falleciendo en el Hospital Regional de Iquique.
La dramática historia de Milton
Milton, residente del Hogar de Cristo, llegó a Chile hace poco más de dos años después de caminar durante dos meses desde Cali, buscando un mejor futuro. En diciembre del año 2021, la institución benéfica dio a conocer su historia, en la cual él mismo detalló su entrada al país y cómo perdió una de sus piernas.
Según consignó La Cuarta, su decisión de migrar a Chile fue impulsada por el desarrollo de la energía solar en este país y en España, según lo que había investigado en internet. Además, buscaba apoyo para solicitar el estatus de refugiado debido a la persecución política que afirmaba haber enfrentado, según el Servicio Jesuita de Migrantes.
Cuando Milton llegó a Pisiga, en Bolivia, cruzó a Colchane con ambas piernas en buen estado y se denunció voluntariamente, con el fin de iniciar su proceso de regularización. Fue enviado a una escuela que funcionaba como residencia sanitaria en Iquique, donde debía cumplir una cuarentena preventiva debido a la pandemia.
En ese lugar, contrajo un hongo en los baños, algo que nunca imaginó que se convertiría en algo tan grave. “Era solo un rasguño insignificante en un principio, pero al día siguiente, mi dedo empezó a volverse negro. Tres días después, el hongo que contraje había devorado todo el dedo, pero en el Consultorio Videla no pudieron hacer nada”, relató.
Desesperado por recibir atención médica, acudió al hospital, pero no fue atendido debido a que no tenía carnet de identidad. Finalmente, gracias a la intervención de unas señoras de la Cruz Roja, se le brindó una identificación provisional y pudo recibir atención. Le amputaron dos dedos, pero luego le informaron que debían cortarle una porción adicional. Fue llevado a quirófano y, al despertar, se dio cuenta de que le faltaba la mitad de su pierna derecha.
“No todos los que migran a Chile son malos. No todos son delincuentes”, reflexionó Milton en una entrevista pasada.
