El reciente gesto de bienvenida del papa Francisco a los católicos transgénero ha resonado fuertemente en una ciudad costera de clase trabajadora al sur de Roma, donde una comunidad de mujeres trans ha encontrado ayuda y esperanza a través de una relación notable con el pontífice forjada durante los tiempos más oscuros de la pandemia.
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Gracias al párroco local, estas mujeres ahora visitan mensualmente las audiencias generales de los miércoles de Francisco, donde se les asignan asientos VIP. Un día cualquiera reciben entregas de medicamentos, dinero en efectivo y champú. Cuando llegó el COVID-19, el Vaticano las llevó en autobús a sus instalaciones de salud para que pudieran vacunarse antes que la mayoría de los italianos.
El día de hoy, estas mujeres (muchas de las cuales son inmigrantes latinoamericanas y trabajan como prostitutas) se unieron a más de 1,000 personas pobres y sin hogar en el auditorio del Vaticano como invitadas de Francisco a un almuerzo para conmemorar el Día Mundial de los Pobres de la Iglesia Católica. Para la comunidad trans marginada de Torvaianica, es solo el más reciente gesto de inclusión de un papa que ha hecho de llegar a la comunidad LGBTQ+ un sello distintivo de su papado, en palabras y hechos.
“Antes la iglesia estaba cerrada para nosotros. No nos veían como personas normales, nos veían como el diablo”, dijo Andrea Paola Torres López, una mujer transgénero colombiana conocida como Consuelo, cuya cocina está decorada con imágenes de Jesús. “Entonces llegó el papa Francisco y se nos abrieron las puertas de la iglesia”.
La última iniciativa de Francisco fue un documento de la oficina de doctrina del Vaticano que afirma que, bajo algunas circunstancias, las personas transgénero pueden ser bautizadas y servir como padrinos y testigos en bodas. Esto siguió a otra declaración reciente del propio papa que sugirió que las parejas del mismo sexo podrían recibir bendiciones de la iglesia.
En ambos casos, los nuevos pronunciamientos revocaron las prohibiciones absolutas de que las personas transgénero sirvieran como padrinos emitidas por la oficina de doctrina del Vaticano en 2015, y de las bendiciones para personas del mismo sexo anunciadas en 2021.
Destacadas organizaciones LGBTQ+ han acogido con agrado el mensaje de inclusión de Francisco, dado que los homosexuales y transgénero se han sentido durante mucho tiempo excluidos y discriminados por una iglesia que enseña oficialmente que los actos homosexuales son “intrínsecamente innaturales”.