El pasado 17 de noviembre, el ex presidente de la Fundación Iguales, Luis Larraín Stieb, dejó este mundo a la edad de 42 años, víctima de un devastador cáncer en la sangre que lo afectaba desde principios de año. Ahora, su familia, y en especial, su madre, relataron los últimos meses que pasaron junto al activista por los derechos LGBTQ+.
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[ Luis Larraín, cofundador de la Fundación Iguales, falleció a sus 42 años de edadOpens in new window ]
Larraín recibió el diagnóstico de cáncer el 20 de enero tras ser hospitalizado por un líquido en la pleura, un tejido que rodea los pulmones. Este diagnóstico desencadenó un difícil proceso, tanto para el ingeniero civil, como para su madre, Mónica Stieb, quien compartió su doloroso relato con La Tercera. “El mes de febrero me lo lloré entero. Como que no estaba en la tierra. Era una pesadilla, pero real. Como que uno quiere despertar y no, está despierta. Es desgarrador”, expresó.
A pesar de la gravedad de su situación, Larraín, junto a sus padres, decidió emprender un viaje a Chiloé y posteriormente a Alemania, lugares que aún no conocía.
“Le pregunté qué parte de Chile le gustaría conocer y que no conocía. Ahí me habló de Chiloé. Así que rápidamente partimos a Chiloé. Él ya había empezado con la quimio. Estaba sin pelo y esa parte fue muy fuerte. Porque él se sentía súper bien, pero era terrible verlo. Tenía los ojos como oscuros, sin pelo, se veía súper enfermo”, relató Mónica.
Aunque el cáncer avanzaba, en septiembre viajó con su madre, una hermana menor y su sobrina a Alemania, aparentemente olvidando la enfermedad que lo aquejaba. Sin embargo, el regreso a Chile marcó el comienzo de la etapa final de su vida.
Sonia, la madre de Larraín, recordó el desgarrador momento en que se percató de que la situación era irreversible. “No sé si fue intuición maternal o qué, pero yo por dentro pensé ‘de aquí no sale’. Llegó tan mal al auto. O sea, después de bajar los cuatro pisos llegó como un bulto. Se desparramó en el auto, porque no podía respirar”, relató.
Ingresado en la Clínica Las Condes, los tratamientos ya no surtían efecto, y en noviembre, el médico reveló la desgarradora verdad: no había salvación. Comenzó entonces el corto camino hacia la sedación, que culminó con su fallecimiento el 17 de noviembre.
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Su madre, quien estuvo presente en cada momento, compartió cómo fueron sus últimas horas: “Estaba sedado y roncaba mucho. Le tomé la mano y, de repente, sentí que no estaba roncando. Había unas auxiliares en la pieza y les pregunté si no estaba respirando. Ahí se desencadenó todo. Murió unos segundos después, conmigo. Nació conmigo y murió conmigo”, expresó con pesar.
En el momento más difícil, Mónica Stieb, madre de Luis Larraín, esperó la llegada de su marido e hijos para despedirse de su primogénito. Frente al cuerpo sin vida de Luis, pronunció palabras reconfortantes: “Hiciste todo bien”.