Un estudio reciente reveló que los simios, como los chimpancés y bonobos, pueden reconocer a compañeros de grupo que no han visto en más de 25 años.
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Esta investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra una memoria social excepcionalmente duradera en estos animales, lo que resalta las similitudes cognitivas entre simios y humanos.
Sentimientos que nos unen
Los investigadores trabajaron con chimpancés y bonobos en distintos lugares y les mostraron fotografías de individuos que habían dejado los zoológicos o habían fallecido, a quienes los simios no habían visto durante períodos que oscilaban entre nueve meses y 26 años.
Al estudiar sus reacciones, descubrieron que los simios prestaban más atención a los miembros reconocidos de su grupo social, e incluso mostraban un interés mayor hacia aquellos con quienes habían tenido interacciones positivas en el pasado.
Resultados sorprendentes incluyeron un bonobo, Louise, que no había visto a su hermana ni a su sobrino en más de 26 años, y aún así mostraba un fuerte interés hacia ellos durante las pruebas.
Este hallazgo sugiere que la memoria social en simios podría durar más de 26 años, lo cual es notable dado que su promedio de vida es de 40 a 60 años. Esta capacidad de memoria social duradera, similar a la humana, probablemente existió en nuestros ancestros evolutivos comunes y ha influido en la evolución de la cultura humana.
Además, el estudio plantea interrogantes sobre si los simios extrañan a aquellos con quienes tienen relaciones pasadas. Esta capacidad de recordar y posiblemente extrañar a otros se considera un mecanismo cognitivo humano, y si los simios poseen esta capacidad es una pregunta abierta para futuras investigaciones.
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Los investigadores esperan que estos hallazgos generen una mayor comprensión sobre los simios y destaquen la importancia de sus relaciones sociales, especialmente teniendo en cuenta el peligro de extinción al que se enfrentan estas especies debido a la caza furtiva y la deforestación.
El estudio fue financiado por la Templeton World Charity Foundation y el programa CIFAR Azrieli Global Scholars, y contó con la participación de varios investigadores de distintas instituciones.