El colegio Kingston College ubicado en Concepción, en la región del Bío Bío, ha desatado el debate en línea luego de incluir iPads y Tablets en su lista de útiles escolares, ofreciendo a los estudiantes una alternativa al tradicional cuaderno. Esta decisión ha generado sorpresa y ha avivado el debate y la reflexión sobre el uso de dispositivos electrónicos en la educación de niños y adolescentes.
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Según el establecimiento, para la asignatura de “Proyecto TIC’S”, es necesario un iPad o una Tablet, especificando además las condiciones mínimas del dispositivo. “Como colegio sugerimos el uso de iPad, con las condiciones mínimas. iPad 10,2″ (9° generación, wifi, 64 GB)”, señala la misiva.
Esta sugerencia tecnológica no ha estado exenta de críticas, ya que, si bien los dispositivos electrónicos son parte de la vida cotidiana de la familia actual, al mismo tiempo, su uso puede ser perjudicial para las infancias.
Al menos así lo declara la académica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Talca, Rosario Spencer Contreras, quien reconoce que la obesidad, los trastornos del lenguaje y la dificultad en la comunicación son algunos de los problemas que puede ocasionar el uso excesivo de pantallas en niños y adolescentes.
“No hay estudios que yo haya leído que evidencien un impacto positivo del uso de dispositivos móviles en la infancia. Sino todo lo contrario, el impacto en general tiende a ser negativo, ya sea porque afecta la regulación emocional, el desarrollo del lenguaje y la comunicación, el desarrollo físico en los problemas de la alimentación, de obesidad, etcétera”, explicó la profesional.
Por otro lado, un estudio realizado por la revista Andes Pediátrica en el año 2021 analizó a más de 700 estudiantes del Biobío, encontrando una relación entre el uso de pantallas y el bajo rendimiento escolar, según consignó Biobío Chile. Otros estudios también han demostrado efectos negativos en el uso de dispositivos en niños y jóvenes en etapa de crecimiento, arrojando problemas de atención, autoestima e incluso, depresión.
Si bien la tecnología se ha vuelto omnipresente en la vida cotidiana de personas de todas las edades, es crucial evaluar críticamente cómo su uso afecta a los más jóvenes. En este sentido, es fundamental que las instituciones educativas y los padres trabajen juntos para establecer pautas claras sobre el uso de la tecnología, promoviendo un equilibrio saludable entre el aprendizaje digital y las actividades tradicionales.
