Norme, streamer australiano de 19 años, estuvo en la palestra en las últimas horas luego de que el pasado lunes protagonizara una peligrosa maniobra para intentar romper un récord: mantenerse por 12 horas despierto, todo esto mientras realizaba una transmisión en vivo.
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Antes del hecho, el récord lo tenía el estadounidense Randy Gardner, quien en 1964 y con 17 años, logró permanecer despierto por 11 días y 24 minutos; sin ningún tipo de estimulante. No obstante, este logro no califica para el libro Guinness Récords, debido a los problemas para la salud causados por la privación del sueño durante un período de tiempo prolongado.
El joven creador de contenido dio a conocer su ostentoso y preocupante reto a través de su canal de YouTube, atrayendo a miles de espectadores de todo el mundo y, varios de ellos, terminaron denunciando la transmisión preocupados por la situación de salud que compete una maniobra de este nivel. Norme, durante el desafío, se desmayó, alucinó y tuvo palabras incoherentes.
Al completar este extremo desafío, el streamer conocido por subir videos probando juegos de terror, Roblox y reaccionar a temas del momento, acumuló 250 horas sin conciliar el sueño, mostrando signos de un deterioro físico y mental, alertando al público. Para fortuna de él, su hermano lo despabilaba cuando tendía a quedarse dormido.
A YouTube streamer has stayed awake for over 9 days, attempting to stay up for as long as possible
— Dexerto (@Dexerto) August 10, 2024
Viewers are becoming increasingly concerned for the health and safety of the streamer, Norme pic.twitter.com/f44zTXkqW6
Luego de que desde YouTube le suspendieran la cuenta mientras intentaba romper el récord, Norme no se rindió y se apoyó de otras plataformas de streaming –como Kick y Rumble– para continuar su cometido y lograr la hazaña, pero estas aplicaciones también fueron tajantes con sus normativas y bajaron la transmisión.
A raíz de este riesgoso desafío, se ha generado un debate sobre la responsabilidad que tienen que cumplir estas plataformas de video para no masificar este tipo de contenido, que no solamente atenta contra la salud del involucrado, sino que es una pésima influencia para la audiencia con un contenido que está al alcance de niños y adolescentes.