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“Ya lloré lo suficiente”: Paulina Urrutia revela el duro camino tras su diagnóstico de cáncer

La actriz y ex ministra de Cultura se sinceró sobre los tratamientos, la mastectomía, su temor a la exposición mediática y la lección más difícil que ha ap

A mediados del 2023, mientras la actriz Paulina Urrutia se encontraba promoviendo el documental La Memoria Infinita, que protagonizó junto a su difunto esposo Augusto Góngora, comenzó a experimentar un dolor persistente en el pecho. En aquel entonces, lo atribuyó al proceso de la menopausia. “Augusto recién había fallecido y empecé con dolores intermitentes en las pechugas. Yo lo asocié a que ya estaba totalmente menopáusica”, relató en una íntima entrevista con Revista Ya de El Mercurio.

Sin embargo, el dolor no desapareció. “Hacia enero de 2024, el dolor se me hizo permanente en la pechuga izquierda”, agregó. Ese fue el inicio de un proceso que cambiaría completamente su vida.

El diagnóstico llegó el 20 de mayo de 2024: cáncer de mama triple negativo, uno de los tipos más agresivos y difíciles de tratar. “Eran dos tumores, pero juntos se veían como una masa tumoral importante en la ecotomografía. Y, por lo tanto, chuta, ¡quimioterapia! La vida, de un año para otro, me cambió”, confesó Urrutia.

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Durante meses, enfrentó un tratamiento que incluía quimioterapia, pero lamentablemente los resultados no fueron los esperados. El cáncer no solo persistió, sino que avanzó: surgieron nuevos tumores y se vio comprometido un ganglio en su brazo izquierdo.

La actriz explicó que el tratamiento seguía el protocolo médico habitual, que parte con quimioterapia para observar la respuesta del organismo antes de decidir la cirugía. “En la mayoría de los casos, hay buenas respuestas. (…) Solo que en mi caso no resultó. ¿Eso quiere decir que yo fui la peor de todas? ¡No! Hay más personas, pero no somos mayoría, por eso el protocolo funciona”, reflexionó.

Una de sus principales críticas al sistema fue la falta de cobertura del examen genético que podría ayudar a predecir el comportamiento del cáncer. Se trata de un test que cuesta entre 400 y 500 mil pesos y que no está incluido en las garantías del GES. “En mi caso no era genético, simplemente me apareció”, detalló.

“Lloré como una niña”

El impacto emocional de la enfermedad no fue menor. Urrutia confesó que se sintió abatida, no solo por el diagnóstico en sí, sino también por las consecuencias físicas de los tratamientos. “Lloré como una niña, encerrada y muerta de calor. Imagínate, estaba pelada, hinchada, sin poder trabajar”, recordó.

Y añadió con crudeza: “Mi caso es más terrible porque ¡tú eres actriz, trabajas con tu cuerpo! A no ser que sea una película de zombies, ¿en qué iba a trabajar? Uno se siente absolutamente liquidado, ¡cómo no iba a llorar!”.

A pesar de la dureza del proceso, Urrutia logró encontrar una inesperada fuente de fortaleza: el humor. “Lo primero que pensé, y eso que no tengo ningún talento para el stand up comedy, fue: ‘Me están echando de menos’, y me acordé de Augusto”, comentó, entre risas. Incluso su mayor miedo no era la muerte en sí, sino la imagen pública que podía proyectar: “Dije: ‘Esto se va a saber y voy a aparecer en la portada de un diario y será la peor foto de mi vida, me voy a ver horrible, y abajo, un titular: Paulina cada vez más cerca de la muerte’”.

En esa misma línea confesó: “La exposición es mi mayor miedo y esta entrevista me da terror, es un terror que tengo desde los 20 años. A mis amigos les digo, miren, los resultados de la quimioterapia no son buenos, pero esto no se acaba aquí. Me van a operar, me van a hacer una mastectomía total e inmediatamente la reconstrucción mamaria, que es muy importante, psicológicamente. Yo creo que ya lloré lo suficiente y estoy escribiendo mi proceso”.

“El cáncer me enseñó a confiar”

En marzo de 2025, Paulina fue sometida a una mastectomía total. No obstante, la operación no fue suficiente: la biopsia reveló la necesidad de una segunda intervención quirúrgica para remover restos cancerígenos. Esta tuvo lugar a fines de abril. Actualmente, la actriz vive con expansores en su pecho como parte del proceso de reconstrucción mamaria y sigue un tratamiento de quimioterapia oral que se extenderá por 12 meses.

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A pesar de todo, asegura que nunca sintió miedo. “Te lo juro. Pero aprendí algo muy valioso y si hay una palabra que creo que por primera vez he aprendido, es confiar. (…) El cáncer me enseñó a confiar”, declaró con emoción.

Autodefinida como “muy capricorniana: muy ordenada, muy rigurosa, muy exigente”, Urrutia confesó que la confianza siempre le fue esquiva. “A mí, cuando me decían, Paulina, confía en la vida, yo decía, ¿what? ¡No! Y haber aprendido a confiar me emociona (se le llenan los ojos de lágrimas), porque es lo que más me ha costado”.

Actualmente, se encuentra enfocada en vivir el proceso con aceptación. “Estoy entregada a lo que pase, y a que las cosas pueden funcionar y, si funcionan, será maravilloso y tendré otra vida, una segunda. Pero si no resultan… he tenido una existencia plena y ¡a concho!”, concluyó.

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