El genetista de Harvard, David Sinclair, afirmó en una reciente entrevista que “la primera persona que vivirá 150 años ya ha nacido”. Esto por el impulso de investigaciones en terapias genéticas y reprogramación celular.
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Sinclair, quien se especializa en la reprogramación epigenética, explicó que esta técnica busca restaurar el “reloj biológico” de las células, activando genes que devuelven funciones típicas de tejidos jóvenes. Su laboratorio ha logrado importantes avances en pruebas con animales: en ratones, se logró rejuvenecer células y reparar daños significativos, mientras que en simios se observó una recuperación de hasta 95% del tejido dañado en nervios ópticos.
El cronograma de Sinclair establece que los primeros ensayos clínicos en humanos comenzarán en 2026, enfocándose en pacientes con enfermedades oculares. Este proceso requerirá inversiones que superan 10 millones de dólares por lote, y en sus primeras etapas, las terapias tendrán precios que oscilarán entre 300.000 y 2 millones de dólares para los primeros pacientes. Sinclair aspira a que para 2035 se desarrolle una “píldora rejuvenecedora” de bajo costo, gracias al avance de la inteligencia artificial.
Desafíos éticos y científicos
A pesar del optimismo de Sinclair, la proyección de alcanzar una vida de hasta 150 años enfrenta escepticismos dentro de la comunidad científica. Jan Vijg, investigador en longevidad, advirtió que los resultados observados en modelos animales no se traducen fácilmente en humanos debido a la complejidad biológica y los diversos factores ambientales. Por su parte, Aubrey de Grey, especialista en terapias antienvejecimiento, destacó los retos de asegurar un acceso equitativo a estas nuevas tecnologías y los efectos que tendrían en los sistemas de salud global.
Desde una perspectiva bioética, S. Jay Olshansky subrayó que el propósito de prolongar la vida no debe ser únicamente sumar años, sino también mantener una buena calidad de vida. “Prolongar el tiempo de vida sin asegurar funciones plenas solo agravaría el sufrimiento y la carga sobre las familias y los sistemas de salud”, ha declarado en múltiples foros académicos.
Los recientes desarrollos científicos respaldan en parte la visión optimista de Sinclair. Estudios publicados en Nature Aging informaron sobre la capacidad de rejuvenecer órganos en ratones y activar circuitos celulares que extienden la vida en condiciones controladas. La inteligencia artificial se ha convertido en un elemento clave en esta nueva biotecnología, permitiendo el análisis de grandes volúmenes de datos genéticos para identificar correlaciones que podrían acelerar el descubrimiento de moléculas que impacten en el envejecimiento.
En el ámbito competitivo, laboratorios y empresas de biotecnología de Estados Unidos, Europa y Asia están invirtiendo enormes sumas para liderar esta carrera global. La búsqueda incluye tanto soluciones farmacológicas como genéticas, y la obtención de patentes y respaldo regulatorio es crucial. A pesar de las predicciones de avances significativos hacia 2035, la incertidumbre regulatoria sigue siendo un obstáculo, ya que las agencias necesitarán verificar la seguridad y efectividad de estos tratamientos en humanos, un proceso que podría tomar años.
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La esperanza de una vida prolongada no solo depende de la genética o de innovaciones tecnológicas. Actualmente, la esperanza de vida mundial promedia 73,4 años, con Japón liderando con 84,3 años. Existen zonas, conocidas como “zonas azules”, donde factores como una alimentación equilibrada, actividad física, apoyo social y bajo estrés permiten que las personas alcancen edades avanzadas, como en regiones de Japón, Italia, Costa Rica y Grecia.
Gobiernos de Japón, Alemania, Singapur, Reino Unido e Israel están destinando recursos a políticas nacionales de longevidad, invirtiendo en investigación y programas tecnológicos para el cuidado de la población adulta mayor. Sin embargo, el deseo de vivir más tiempo es un anhelo que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, desde los alquimistas medievales hasta los avances de la medicina moderna.