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Estudio internacional: perros de Chernóbil tienen más de 390 genes distintos y son casi inmunes al cáncer

Además, algo parecido también ha ocurrido en lobos de la zona.

Perro de Chernóbil
Perro de Chernóbil (Getty Images)

Tras el desastre nuclear de Chernóbil, ocurrido en 1986 –que liberó grandes cantidades de cesio, yodo, entre otros radionúclidos, contaminando más de 2.600 km²–, fueron varias las especies que desaparecieron, pero quienes quedaron fueron los perros, por lo general por mascotas abandonadas, que lograron sobrevivir y expandirse.

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En relación a esto, un reciente estudio liderado por Gabriella J. Spatola y Timothy A. Mousseau, publicado en Science Advances, analizó la genética de 302 perros capturados entre 2017 y 2019 en la central nuclear, la ciudad de Chernóbil y la localidad de Slavutych.

A través de arrays de polimorfismos de nucleótido único (SNP), se pudo identificar a tres poblaciones independientes. En primer lugar, los perros de la central mostraron menor diversidad genética y mayor similitud interna, indicando un efecto fundador o cuellos de botella poblacionales. Luego, en la ciudad de Chernóbil presentaron la mayor diversidad, reflejando una población más mezclada. Y en Slavutych, se detectaron haplotipos de razas modernas como labrador retriever y yorkshire terrier, señal de introducciones recientes.

Un descubrimiento clave es que, a pesar de la exposición constante a radiación —que equivale a más de seis veces el límite laboral humano—, los cambios genéticos detectados no corresponden a mutaciones típicas inducidas por material radiactivo. No obstante, se hallaron más de 390 regiones del genoma con diferencias, algunas vinculadas a la reparación del ADN. Los investigadores atribuyen estas variaciones a la selección natural y al aislamiento poblacional, que favorecieron rasgos beneficiosos para la supervivencia.

Algo similar también ha ocurrido en lobos de la zona, estudiados por la bióloga Cara Love, con resistencia aumentada al cáncer y mayor capacidad de supervivencia. Pese a que no son completamente inmunes, tanto lobos como perros parecen menos propensos a desarrollar la enfermedad y muestran sistemas inmunitarios más robustos, comparables en ciertos aspectos a los efectos de la radioterapia en humanos.

Los resultados ofrecen un modelo único para entender cómo los mamíferos se adaptan a largo plazo a condiciones ambientales extremas, con posibles aplicaciones en medicina, salud ambiental y preparación ante escenarios como exposición humana prolongada a radiación o misiones espaciales.

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