“Papá, no me dejes morir”. Con esa súplica, Lucero Flores, de 18 años, se despidió de su padre poco antes de ser ingresada al Hospital de Apoyo II Sullana, el pasado viernes cerca de las 19:30 horas.
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La joven había llegado al recinto deshidratada y con síntomas de infección estomacal. Según relató su familia, la atención que recibió fue deficiente desde el primer momento: no había camas disponibles y debieron ubicarla en una silla de ruedas.
Cuando intentaron administrarle suero por vía intravenosa, el personal no logró encontrarle la vena, lo que derivó en nuevas complicaciones. Fue entonces, aún consciente, que Lucero volvió a rogarle a su padre: “Papá, no me dejes morir”.
El padre de Lucero relató que la doctora Katia Farfán Váldez la declaró muerta, le retiró el oxígeno y el hospital intentó trasladarla a la morgue. Sin embargo, según los familiares, la morgue rechazó recibirla porque aún presentaba signos vitales.
Ante la falta de atención, la familia decidió trasladarla a su hogar en un ataúd, pero la joven continuaba mostrando signos de vida, incluyendo saturación de oxígeno y movimientos.
Más tarde, Lucero fue llevada a la Clínica Santa Rosa, donde confirmaron que aún tenía signos vitales. Pese al tratamiento recibido, la joven falleció horas después. La familia asegura que Lucero permaneció aproximadamente 10 horas sin atención adecuada, lo que habría agravado su sufrimiento.
Investigación del hospital
El Hospital de Apoyo II Sullana emitió un comunicado en el que asegura que la paciente recibió atención de acuerdo con los protocolos médicos y que falleció horas después de su ingreso.
Además, la institución informó que se ha iniciado una auditoría médica y una investigación interna para esclarecer los hechos y garantizar la transparencia del caso.