El mundo digital vuelve a estremecerse con un crimen que expone el lado más oscuro de la fama en redes sociales. La influencer Yoon Ji-ah, una joven coreana de 22 años que ganaba notoriedad en TikTok e Instagram, fue asesinada por un hombre que se presentó como su “fan VIP”. Su cuerpo fue encontrado dentro de una maleta en una zona montañosa de Muju, en el centro de Corea del Sur.
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De acuerdo con medios locales y la revista People, el responsable es Choi, un hombre de 50 años que se hizo pasar por director de una compañía tecnológica. En septiembre, se habría acercado a Yoon bajo el argumento de ser un inversionista dispuesto a ayudarla a “potenciar su carrera digital”. La joven no aceptó la propuesta al sospechar de sus intenciones.
El encuentro fatal
Las investigaciones señalan que el pasado 11 de septiembre, poco después de que la influencer realizara una transmisión en vivo desde la isla de Yeongjong, el sujeto la interceptó en un recinto privado. Tras una discusión, la atacó y la estranguló, para luego esconder su cuerpo en una maleta que abandonó en las montañas.
El asesino fue detenido dos días después, el 13 de septiembre, gracias a las grabaciones de cámaras de seguridad. Durante su declaración, confesó el crimen y alegó haber actuado “en un ataque de ira”, impulsado por frustraciones personales y deudas económicas.
Fanatismo digital y vulnerabilidad
La muerte de Yoon Ji-ah ha generado una ola de indignación y preocupación en Corea del Sur. El caso refleja los riesgos del fanatismo digital, donde algunos seguidores traspasan los límites entre admiración y obsesión, un fenómeno que también se observa en Latinoamérica con artistas, streamers e influencers expuestos a acosos y amenazas constantes.