El promedio mundial de hijos por mujer ha bajado de casi 5 en los años 50 a 2,3 en 2023. Este descenso tan significativo abre un nuevo escenario para las sociedades: menos bebés significan más personas mayores, menos fuerza de trabajo y nuevos retos sociales.
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Desde hace décadas, el número 2,1 se considera el “nivel de reemplazo”: cantidad teórica de hijos por mujer para que la población sea estable. Sin embargo, el estudio de “Threshold fertility for the avoidance of extinction under critical conditions” indica que, por factores como variaciones aleatorias en nacimientos, mortalidad infantil o sesgos de sexo, ese nivel podría quedarse corto.
El nuevo número: 2,7 hijos por mujer
El análisis señala que “la tasa de fertilidad debe exceder 2,7 hijos por mujer” para evitar la extinción de una población bajo ciertas condiciones.
Esto no significa una alarma de desaparición inmediata, pero sí un llamado a la reflexión: muchas poblaciones están ya por debajo de ese umbral y eso plantea desafíos a mediano plazo.
No se trata solo de “querer hijos”… también de poder
Tener hijos hoy implica considerar educación, salud, vivienda, estabilidad laboral. Muchos deciden esperar o tener menos por las condiciones. Esto conecta directamente con por qué las tasas de fertilidad bajan y lo que eso representa para el futuro familiar y social.
Más que un dato técnico, esto es un recordatorio: cada persona tiene voz para planificar, decidir y construir el futuro que desea. Con conocimiento se puede actuar con intención: desde apoyar políticas de familia hasta valorar el papel de la maternidad/paternidad. Es motivador ver que con conciencia se puede caminar hacia un mañana más sostenible y lleno de posibilidades.
Europa y Asia: los bebés en pausa
En muchos países europeos y asiáticos, la baja natalidad ya es un tema urgente. Japón, por ejemplo, tiene una de las tasas más bajas del planeta, con apenas 1,2 hijos por mujer, mientras que Italia y España rondan el 1,3.
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La población envejece rápidamente y hay más jubilados que jóvenes ingresando al mercado laboral. Gobiernos como los de Hungría o Corea del Sur han lanzado incentivos económicos, licencias extendidas y guarderías gratuitas para animar a las familias a tener más hijos, pero los resultados aún son limitados.
América Latina: una curva que también desciende
Aunque la región sigue teniendo tasas más altas que Europa, la tendencia va en la misma dirección. Países como Brasil, Chile y Ecuador ya se acercan al 1,9 o 2,0 hijos por mujer, muy por debajo del promedio de décadas pasadas. Esto refleja transformaciones sociales positivas —más educación, más mujeres en el trabajo, más planificación familiar—, pero también plantea nuevos desafíos: ¿cómo sostener economías con menos jóvenes y más adultos mayores? En este contexto, entender el equilibrio poblacional se vuelve una tarea de todos.