La justicia alemana condenó a cadena perpetua a Ulrich S., un enfermero de 44 años declarado culpable de una serie de asesinatos que conmocionaron al país. El Tribunal de la Audiencia Provincial de Aquisgrán determinó que el hombre mató a diez pacientes y trató de asesinar a otros 27 en una clínica de cuidados paliativos en Würselen, entre diciembre de 2023 y mayo de 2024.
De acuerdo con la Fiscalía, el enfermero actuó movido por la búsqueda de comodidad personal: quería reducir su carga de trabajo y mantener tranquilos a los enfermos durante sus turnos nocturnos. Testigos declararon que se mostraba irritado ante las demandas de los pacientes y que carecía de empatía, llegando a sentirse “dueño de la vida y de la muerte”.
Las sospechas surgieron tras detectar un aumento inusual de muertes en sus turnos. Familiares de las víctimas denunciaron que el hombre aplicaba inyecciones sin justificación médica, lo que derivó en una investigación que reveló un patrón sistemático de asesinatos.
El tribunal calificó la culpabilidad de Ulrich S. como “particularmente grave”, una definición que prácticamente elimina toda posibilidad de libertad condicional. Las autoridades mantienen abiertas las indagatorias sobre su paso por otros hospitales, ante la posibilidad de que existan más víctimas.
El caso ha dejado una huella profunda en la medicina alemana, al poner en entredicho los controles psicológicos y éticos del personal sanitario encargado de pacientes en estado crítico.