En un tiempo no tan lejano, los trolebuses fueron la columna vertebral del sistema de transporte público en Santiago, formando parte esencial de la vida cotidiana de los capitalinos. Aunque hoy en día son una reliquia del pasado, recordar esta época nos permite apreciar el cambio constante en la infraestructura urbana de la ciudad y reflexionar sobre cómo se ha transformado a lo largo de los años.
La historia de los trolebuses en Santiago se remonta a principios del siglo XX. Luego de una prueba piloto en 1940, el año 1947 se inauguró la primera línea de trolebuses eléctricos en servicio activo, marcando el inicio de una era de movilidad moderna y sostenible en la ciudad. Estos vehículos funcionaban con la energía eléctrica proporcionada por líneas aéreas de cables, eliminando la necesidad de combustibles fósiles y reduciendo las emisiones de contaminantes.
Durante las décadas de 1950 y 1960, los trolebuses se convirtieron en una imagen icónica de Santiago. La red de trolebuses se expandió por toda la ciudad, conectando los barrios y permitiendo a los ciudadanos moverse de manera eficiente. La población santiaguina adoptó rápidamente estos vehículos como su medio de transporte preferido, gracias a su puntualidad y accesibilidad.
Sin embargo, hacia finales del siglo XX, los trolebuses comenzaron a enfrentar desafíos. La expansión de la red de metro y la introducción de buses más modernos llevaron a una disminución en la demanda de trolebuses. La falta de inversión en la infraestructura y el envejecimiento de los vehículos contribuyeron a su decadencia.
Finalmente, luego de que en 1978 fuera cancelado el servicio que se había establecido en 1947 y que contó con cerca de 200 máquinas, en 1991 se retomaron las operaciones con 32 buses, que en 1994 después de casi cinco décadas de servicio con varias intermitencias, la última línea de trolebuses de Santiago dejó de operar. El retiro de estos vehículos icónicos marcó el fin de una era en la historia del transporte público de la ciudad.
A pesar de su desaparición, los trolebuses siguen siendo apreciados en Valparaíso, donde gran parte de los que alguna vez circularon por Santiago, siguen prestando servicio activo de transporte.
Hoy en día, Santiago ha abrazado tecnologías más modernas y sostenibles para su sistema de transporte público, incluyendo una extensa red de metro y modernos buses eléctricos. Sin embargo, la época de los trolebuses sigue siendo un capítulo querido en la historia de la ciudad, dando cuenta de cómo Santiago siempre ha estado a la vanguardia en materia de transporte.
En la actualidad, los trolebuses pueden haber desaparecido de las calles de Santiago, pero su legado perdura en la memoria de quienes vivieron esa época dorada del transporte público.