Cómodo, confiable y atractivo son las tres características que marcaron a esta maravilla que combinaba el diseño italiano y la técnica francesa.
El Peugeot 404 fue un automóvil que marcó a la industria automotriz francesa y se convirtió en un ícono de su época. Salido del lápiz del más alabado diseñador de Italia y fabricado por Peugeot, este vehículo vio la luz por primera vez en 1960 y se mantuvo en producción hasta 1975 dentro del territorio europeo, pero que gracias a sus características únicas, permaneció más de 15 años extras fuera de las líneas de producción del viejo continente, dejando un legado duradero en el mundo del automovilismo.
La génesis del Peugeot 404 se remonta a finales de la década de 1950. En ese momento, Peugeot buscaba consolidarse como un fabricante de automóviles respetado y competitivo a nivel internacional. La compañía se inspiró en las tendencias de diseño automotriz de la época y aplicó un enfoque vanguardista en el desarrollo del 404.
El diseño de este icónico modelo exhibía líneas limpias y elegantes, que se adaptaban perfectamente a los estándares de estilo de la década de 1960. Los trazos dibujados por Pininfarina dotaron a sus carrocerías con una fusión armoniosa de curvas y ángulos, lo que le confería una estética atemporal. Además, sus faros delanteros redondos y su parrilla frontal distintiva lo convertían en un vehículo fácilmente reconocible.
Cuatro fueron las carrocerías elegidas para ofrecer este producto hacia un amplio tipo de consumidores, con la versión sedán y break apuntando al público familiar, mientras que una versión descapotable apuntaba a un público más glamoroso. Pero la historia no quedó ahí, por lo que una versión pick up también formó parte de la gama, dando cuenta de la gran versatilidad de su plataforma.
En cuanto a sus características técnicas, el 404 fue uno de los primeros automóviles de producción en serie en incorporar frenos de disco en las cuatro ruedas, lo que supuso un avance significativo en términos de seguridad y rendimiento. También contaba con una suspensión independiente en las ruedas traseras, lo que mejoraba muchísimo la comodidad de conducción y la robustez general de su andar.
El Peugeot 404 logró una recepción excepcional en el mercado internacional. Sus cualidades, como su fiabilidad mecánica y su economía de combustible, lo convirtieron en una opción atractiva para el amplio espectro de usuarios a los que Peugeot apuntó. Además, la versatilidad de cada una de sus carrocerías lo convirtió en un ejemplo de éxito, ya que son contados los casos de éxito donde un mismo auto pueda conquistar desde un granjero a una socialité solo con cambiar la versión. Todos querían un 404 y nadie se sentía menos por usar el mismo auto que otro usuario diametralmente opuesto.
Parte de este éxito se debe a que también dejó su huella en el mundo del deporte motor. Participó en numerosas competiciones, incluidas las carreras de rally, donde demostró su durabilidad y rendimiento en condiciones extremas. Ganó reconocimientos en eventos emblemáticos como el Rally Safari, lo que contribuyó a forjar la reputación del vehículo como un automóvil robusto y confiable.
A pesar de haber dejado de producirse en 1975 dentro de Europa, el Peugeot 404 siguió en producción en territorio argentino hasta 1980, mientras que en Kenia sobrevivió hasta 1991, con un total mundial de más de 3 millones de unidades y sobreviviendo incluso a quienes en teoría eran sus reemplazos, por lo que durante décadas en otros mercados convivió con el 504, siendo objeto de admiración y cariño por parte de entusiastas y coleccionistas de automóviles clásicos en todo el mundo.