Diseñado durante los años 90 para el mercado chino, era todo lo contrario a lo que conocemos de la marca.
Porsche es sinónimo de deportividad, pureza y misticismo, puesto a que cada una de sus creaciones, en mayor o menor medida, se han transformado en leyendas del automovilismo. Pero, ¿qué pasaría si de la noche a la mañana decidieran fabricar un sedán accesible para el público que necesitaba comprar su primer auto? Pues eso estuvo a punto de ocurrir.
Durante la década de los 90, el gobierno chino comenzó a prever que durante los años siguientes el país entraría en un crecimiento nunca antes visto, por lo tanto, los problemas de la época, que eran la sobrepoblación y el bajo nivel de acceso al automóvil, tendrían que convertirse en políticas públicas para poder ser solucionadas.
Es por esto que en 1994 inician un programa que tenía como objetivo la creación de un automóvil para movilizar a todo el país, similar a lo que íconos de la industria como el Mini, el Escarabajo o la Citroneta habían hecho durante las décadas pasadas. Según una política industrial anunciada en julio de ese año, China buscaba convertir su sector automotriz en una “industria pilar” de la economía nacional “lo antes posible”.
Los planificadores estatales de China bajo el primer ministro Li Peng vaticinaron que la industria automotriz era una de las cuatro industrias pesadas cuyo crecimiento podría ayudar a sostener la rápida expansión económica del país durante las próximas dos décadas. Las otros tres eran telecomunicaciones, informática y petroquímica.
A raíz de esto, el gobierno invitó a cerca de 20 fabricantes a presentar sus ideas de un vehículo que si cumplía con los requisitos establecidos, sería llevado a la producción con el objetivo de motorizar al país más poblado del mundo, que en ese momento solo tenía 7 millones de autos circulando por sus rutas, de los cuales apenas 700.000 pertenecían a particulares.
Grande era el desafío y jugosos los beneficios que se podrían obtener, por lo que muchos fabricantes comenzaron a trabajar en proyectos que fueran rentables para poder ser ofrecidos a menos de 5.000 dólares, valor fijado por el gobierno como límite.
Así fue como empresas de la talla de Chrysler, Mercedes-Benz e incluso Porsche, aceptaron el desafío de crear el auto para las masas del nuevo siglo. Algunos de estos autos si llegaron a producción, tal como fue el caso del desarrollo de Mercedes, que sirvió para crear el futuro Clase A (el mismo que volcó en la prueba del alce).
Si bien el desarrollo de Porsche no llegó a fabricarse en serie, su único prototipo funcional, desarrollado en apenas 4 meses, permanece en el museo de la marca ubicado en Alemania, junto al resto de autos históricos para el fabricante.
Pero, ¿Qué era exactamente el Porsche C88?
