Medio Ambiente

Chile pone en marcha el SIGA: así funcionará el nuevo sistema de gestión de residuos automotrices

Más de 80 marcas se alinean con el Sistema Integrado de Gestión Automotriz (SIGA), que comenzó operaciones con un ambicioso plan para el manejo responsable de neumáticos fuera de uso, aceites y baterías, en cumplimiento de la Ley REP.

Chile pone en marcha el SIGA
Dump,Of,Old,Used,Tires,On,Fresh,Green,Grass,In Dump of old used tires on fresh green grass in the forest. The problem of ecology and environmental pollution, processing of rubber waste from production and the automotive industry (Simol1407/Shutterstock)

La industria automotriz chilena acaba de activar un engranaje crucial hacia la sostenibilidad: el Sistema Integrado de Gestión Automotriz (SIGA), una entidad creada para responder a los exigentes desafíos de la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Respaldado por 33 empresas que agrupan a más de 80 marcas, SIGA promete cambiar para siempre la forma en que se gestionan los residuos automotrices en el país.

Aunque fue constituido formalmente en mayo de 2024, el SIGA ya cuenta con el visto bueno del Ministerio del Medio Ambiente para implementar su plan de gestión 2025-2029. El foco inicial está en los neumáticos fuera de uso (NFU), pero su mirada va más allá: también planea abordar productos como aceites lubricantes y baterías.

“Estamos comprometidos con un sistema eficiente, transparente y con impacto real en la reducción de residuos”, señala Juan Cristóbal González, gerente general de SIGA.

Chile pone en marcha el SIGA
Woman,In,A,Tire,Recycling,Plant woman in a tire recycling plant (Josep Curto/Shutterstock)

Neumáticos fuera de uso: el primer paso de un sistema integral

SIGA comenzó su andadura con un plan piloto en cuatro comunas de la Región Metropolitana: Huechuraba, La Pintana, Renca y Peñalolén. El objetivo: identificar fallas, afinar procesos y establecer criterios claros para seleccionar a sus futuros socios estratégicos.

Los primeros resultados permitieron definir estándares de calidad para los servicios de recolección y valorización. Gracias a estos aprendizajes, las primeras licitaciones formales se lanzarán en el segundo semestre de 2025. El proceso será competitivo y transparente, según la organización, para asegurar los mejores resultados.

Un dato revelador: las empresas detrás de SIGA representan más del 50% de todos los neumáticos que se importan en Chile. Esto garantiza un impacto sustancial desde el inicio.

Más que neumáticos: un enfoque multiproducto y nacional

Lo que distingue a SIGA no es solo su escala, sino también su ambición. A diferencia de otros sistemas sectoriales, este proyecto apunta a un enfoque multiproducto. La meta no es solo reciclar neumáticos, sino también extender la valorización a otros residuos peligrosos del sector automotor, como baterías y aceites usados.

Este modelo holístico podría posicionar a Chile como referente en gestión ambiental automotriz en América Latina. SIGA planea operar a nivel nacional, con metas regionales diferenciadas que permitirán descentralizar la gestión, crear centros de recolección en zonas apartadas y generar empleo local.

El desafío: crecer al ritmo del residuo

Según el gerente general de SIGA, uno de los principales desafíos es asegurar que la capacidad de valorización del mercado crezca al mismo ritmo que el volumen de neumáticos a gestionar. Para abordar este reto, la entidad está promoviendo inversiones en nuevas tecnologías y fomentando la creación de un mercado robusto que dé salida efectiva a los productos valorizados.

La presión es real: solo en 2023 se importaron más de 3 millones de neumáticos en Chile. Una vez fuera de uso, estos residuos representan una amenaza ambiental si no se gestionan adecuadamente.

Oportunidad para el desarrollo local

Además del impacto ambiental, el SIGA busca tener un efecto positivo en el desarrollo económico regional. La creación de centros de acopio y valorización podría dinamizar economías locales, en especial en regiones donde la industria automotriz tiene menor presencia directa.

La implementación del SIGA marca un hito en la transición hacia una economía circular. Si cumple lo que promete, no solo resolverá un problema ambiental urgente, sino que también podría convertirse en una pieza clave del futuro de la movilidad sostenible en Chile.

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