Tacómetro

Citroën Basalt: mucho espacio, buen diseño... y algunas decisiones complicadas

Con una propuesta que combina diseño SUV‑coupé, motor turboalimentado y un interior espacioso, el Citroën Basalt se presenta como una opción urbana

Citroën quiere sumarse a la tendencia de los SUV compactos con estilo coupé, y lo hace con el nuevo Basalt, un modelo que mezcla estética elevada, dimensiones contenidas y una propuesta de diseño algo más sobria de lo que nos tiene acostumbrados la marca francesa. Y aunque en la ficha técnica parece un rival competitivo en el mundo de los autos urbanos turboalimentados, no todo en esta experiencia es brillo y dinamismo.

Lo primero que salta a la vista es su silueta. Con 4,34 metros de largo, 1,74 de ancho y un despeje al suelo de 180 mm, el Basalt se posiciona como un crossover más bajo que un SUV tradicional, pero con una estampa más robusta que un hatchback clásico. El diseño general no es tan atrevido como en otros modelos de la marca, aunque hay elementos que destacan, especialmente los grupos ópticos traseros tridimensionales, con un tratamiento volumétrico muy llamativo, que parecen sacados de un modelo de gama más alta.

Publicidad

El modelo evaluado incorpora un motor 1,0 turbo de tres cilindros, que entrega 125 caballos de fuerza y un par de 200 Nm desde apenas 1.750 rpm. Este bloque, compartido con otros productos del grupo Stellantis en América del Sur, está acoplado a una caja CVT que simula siete relaciones. En ciudad, se mueve con agilidad: la respuesta en baja es inmediata y tiene empuje suficiente para mantener un ritmo vivo. Sin embargo, como es habitual en este tipo de motorizaciones, hay un “pero”: el motor se siente ruidoso y vibrador, con un sonido áspero que se filtra al habitáculo en aceleraciones intensas. Esa vibración característica de los tricilíndricos no es excesiva, pero sí perceptible, especialmente cuando el ventilador del radiador se activa, lo que ocurre más a menudo de lo que uno quisiera en tráfico urbano.

Un habitáculo honesto, pero poco inspirado

Al entrar al Basalt, la impresión es ambivalente. Por un lado, se agradece el espacio: hay buen lugar para piernas y cabezas en ambas filas, y la postura de manejo es sorprendentemente buena, considerando que el asiento del conductor se regula solo en altura y desplazamiento longitudinal. Uno queda bien ubicado frente al volante y los mandos están a mano. Pero, por otro lado, los materiales y el diseño interior se sienten más básicos que lo habitual en Citroën. Predominan los plásticos duros, aunque con texturas que intentan mejorar la percepción visual. No hay mayores innovaciones, ni en formas ni en combinaciones cromáticas. A diferencia de otros modelos de la marca, donde el diseño interior suele ser un punto fuerte, aquí prima la funcionalidad por sobre la audacia.

Un detalle a tener en cuenta es que, si bien los asientos traseros ofrecen comodidad para dos adultos, el que ocupe la plaza central encontrará un piso elevado y una base más dura, lo que lo convierte en el lugar menos amable del vehículo. Además, la visibilidad hacia atrás está comprometida por el tamaño de los apoyacabezas traseros, lo que refuerza la importancia de la cámara de retroceso, que, por fortuna, tiene una resolución bastante decente.

Buen maletero, consumo contenido… pero ¿y la seguridad?

Otro punto a favor del Basalt es su maletero: con 490 litros de capacidad, es uno de los más generosos del segmento. La boca de carga es amplia y el piso tiene buena profundidad, lo que lo hace muy utilizable en viajes familiares o para el día a día con equipaje abundante. Y si se abaten los asientos traseros, el volumen se incrementa considerablemente, superando los 1.500 litros.

En cuanto al consumo, el motor pequeño cumple con lo que promete. En ciclo mixto, se pueden lograr cifras que van entre los 14 y 17 km/l, lo cual es muy razonable para un vehículo con este nivel de potencia y tamaño. En ruta, con ritmo constante, se puede llegar a unos buenos 18 km/l o más. En ciudad, dependiendo del tráfico, el rendimiento puede bajar a 12 o 13 km/l, lo que de ningún modo llega a ser problemático.

La gran deuda está en la seguridad. El Basalt solo ofrece cuatro airbags, sin frenado autónomo de emergencia ni asistencias avanzadas de conducción. Y en un mercado donde varios competidores directos ya incluyen seis airbags y algunos ADAS por precios similares, esta es una limitación difícil de ignorar. Es cierto que el modelo obtuvo cuatro estrellas en las pruebas del Bharat NCAP (el equivalente indio al Latin NCAP), pero esa calificación no alcanza para justificar del todo su oferta limitada en protección.

Publicidad

Una opción urbana que funciona, con algunos compromisos

En definitiva, el Citroën Basalt 1,0 turbo se presenta como un crossover atractivo para quienes buscan un vehículo práctico, económico y con buena capacidad de carga. Tiene un diseño equilibrado, buena respuesta en ciudad y destaca en espacio interior y maletero. Pero también tiene sus compromisos: la calidad percibida en la cabina está por debajo de lo que uno esperaría en un Citroën, el motor —aunque eficiente— no brilla por refinamiento, y el nivel de seguridad activa y pasiva se queda corto frente a lo que hoy ya es común en el segmento.

Para quien valore el espacio, el confort de marcha y el consumo contenido por sobre los lujos y las asistencias tecnológicas, puede ser una alternativa sensata. Pero si lo que se busca es una experiencia más refinada, con mejores acabados y mayor dotación en seguridad, conviene mirar también otras opciones.

Publicidad
Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último