Tacómetro

China exporta autos nuevos como usados para inflar sus cifras de ventas

Desde 2019, miles de vehículos salidos directamente de la fábrica han sido enviados al extranjero como si fueran usados.

Desde hace varios años, China ha venido impulsando un mercado gris que le permite registrar vehículos nuevos recién salidos de la línea de producción como si fueran usados, para luego exportarlos a otros países. A estos automóviles se les denomina “autos usados sin kilometraje” y representan una vía para que los fabricantes chinos contabilicen ventas que, de otro modo, serían difíciles de lograr en un saturado y competitivo mercado local.

Aunque esta práctica ha sido criticada por medios estatales y ejecutivos de la industria, continúa siendo promovida activamente por autoridades locales. Un informe de Reuters identificó al menos 20 gobiernos regionales, incluidos los de provincias clave como Guangdong, Sichuan y Henan, que han implementado políticas de estímulo para facilitar la exportación de estos vehículos.

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Cómo funciona el sistema

El proceso es simple y legal dentro del esquema regulatorio chino: un vehículo nuevo es registrado como usado apenas recibe una patente local. Luego es transferido a una empresa exportadora y enviado fuera del país. Para efectos contables, el fabricante considera esa unidad como vendida. Este movimiento permite a las autoridades locales mostrar crecimiento económico y cumplir con las metas impuestas por Beijing.

“El problema es que esto distorsiona las cifras reales de ventas y puede afectar la percepción de los inversionistas”, explicó Xing Lei, fundador de la consultora AutoXing. “¿Cuántas unidades vendidas son reales y cuántas infladas? Nadie lo sabe”.

Impacto internacional y acusaciones de dumping

En 2024, China exportó 436.000 vehículos usados, de los cuales el 90% serían, en realidad, vehículos nuevos vendidos como usados, según Wang Meng, consultor de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de China. Esto representa un fenómeno de alcance global, con destino a mercados como Rusia, Asia Central y Medio Oriente, donde la presencia de marcas chinas aún es incipiente.

Sin embargo, varios países han comenzado a imponer restricciones. Rusia prohibió en 2023 la importación de estos vehículos cuando ya existía un distribuidor oficial de la marca. Jordania, por su parte, endureció las definiciones de “vehículo usado”, estableciendo períodos mínimos de circulación antes de permitir su reexportación.

“Estamos viendo tensiones claras en mercados donde ya hay producción local instalada”, sostuvo Michael Dunne, consultor especializado en la industria automotriz china.

Incentivos estatales en zonas clave

El gobierno municipal de Shenzhen, por ejemplo, incluyó la exportación de autos sin kilometraje como parte de su meta anual de enviar al extranjero 400.000 vehículos. En Guangzhou, las autoridades habilitaron cupos especiales de matrícula para facilitar la exportación de autos a gasolina, a pesar de las restricciones ambientales locales. En Sichuan, más de 100 vendedores de autos usados están activos en plataformas como Alibaba International, como parte de un ecosistema digital destinado a impulsar este tipo de comercio.

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Un negocio lucrativo que empieza a saturarse

El auge ha sido tal que incluso pequeños comerciantes y creadores de contenido en redes sociales, como TikTok, han incursionado en la venta internacional de estos vehículos. William Ng, director de mercados internacionales en Huanyu Auto, relató que en 2022 y 2023 la empresa logró beneficios de hasta 1.400 dólares por unidad eléctrica vendida en Asia Central.

Pero la sobreoferta empieza a pasar factura. “Esto es un caos”, afirma Ng. “Antes vendían vino o jarrones. Ahora venden autos igual que en una transmisión en vivo”.

Críticas desde la propia industria china

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El presidente de Changan, Zhu Huarong, pidió el 7 de junio una regulación más estricta, argumentando que esta práctica puede dañar gravemente la reputación de las marcas chinas en el extranjero. Por su parte, el secretario general de la Asociación de Autos de Pasajeros de China, Cui Dongshu, defendió el sistema al señalar que permite a los fabricantes sortear barreras comerciales y acceder a nuevos mercados.

En medio de una guerra de precios prolongada en el mercado interno, esta estrategia ha resultado ser una válvula de escape para el exceso de producción. Pero también está generando presión sobre los exportadores tradicionales y podría poner en entredicho la confiabilidad de las estadísticas oficiales chinas.

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