En la Fórmula 1 no se mueve ni una tuerca sin que la FIA lo sepa. Todo está medido, cronometrado y registrado. Por eso, cuando el sistema detectó que Williams había usado su túnel del viento más horas de las permitidas, la alerta se encendió de inmediato. “¿Qué traman los de Grove?”, se preguntaron en Ginebra.
La respuesta fue tan inesperada como divertida: no era un intento de ventaja técnica, sino un asunto de cámaras, claquetas y estrellas de Hollywood. El culpable no era un ingeniero, ni un piloto... era Brad Pitt.
Hollywood entra en boxes
Resulta que Williams no estaba ajustando su monoplaza para ganarle a Red Bull, sino prestando su túnel del viento para el rodaje de F1: La película, protagonizada por Brad Pitt. La cinta, que se estrena este viernes 27 de junio, quiere ser lo más real posible. ¿Y qué más real que un equipo real?
“Querían estar en un entorno auténtico de Fórmula 1”, explicó James Vowles, jefe del equipo. Y como si fueran un equipo de filmación de lujo, Williams paró sus tareas de desarrollo durante cuatro días para que Pitt y su equipo hicieran lo suyo. Lo que entró al túnel no fue un F1 verdadero, sino una réplica basada en un F2. Pero los sensores de la FIA no distinguen actores de pilotos: vieron horas extra y pusieron el grito en el cielo.
El reglamento: ese actor secundario que siempre aparece
En F1, el uso del túnel del viento está estrictamente limitado. Cuantas peores son tus posiciones en la tabla, más horas puedes usar. Williams, que terminó penúltimo en 2024, tiene bastantes horas disponibles. Pero no tantas como para andar regalándolas a Hollywood... o eso pensó la FIA.
La organización pidió explicaciones y Williams las entregó: todo era cine, no ingeniería secreta. Finalmente, la FIA aceptó la versión. No hubo mejora aerodinámica, ni datos robados, ni spoiler técnico. Solo una buena historia de cómo la ficción puede poner nervioso hasta al organismo más meticuloso del deporte.
Una película de alto octanaje (y bastante caos)
F1: La película no es cualquier producción. Tiene un presupuesto de más de 200 millones de dólares, cámaras IMAX, asesoría de Lewis Hamilton y autos que realmente corrieron en Silverstone, Spa, Las Vegas y Abu Dhabi. Brad Pitt interpreta a un veterano piloto que vuelve a las pistas y, por lo visto, también hace temblar a los comisarios.
Hamilton, productor y asesor, incluso entrenó con Pitt: “Tiene talento natural”, dijo. Algunas escenas fueron grabadas durante carreras reales, con Pitt pilotando a velocidades cercanas a los 300 km/h. Más real, imposible. Más confuso para la FIA, también.
Final feliz: sin sanción, pero con anécdota
La historia terminó bien. Williams no será penalizado. Brad Pitt no tendrá que declarar ante el Tribunal Internacional de la FIA. Y nosotros tendremos una película que, antes de estrenarse, ya nos regaló una escena digna de guion.
Porque en esta Fórmula 1 moderna, donde todo está calculado, a veces la mejor historia es la que no estaba en el libreto… o sí, pero no en el de la FIA.