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Por qué los autos de hidrógeno no son tan limpios como los eléctricos a batería

Aunque los autos de hidrógeno prometen emisiones cero en el escape, la forma en que se produce el hidrógeno hace que su huella ambiental sea mucho mayor.

En los últimos años, los vehículos eléctricos (EV) han tomado protagonismo como alternativa a los autos tradicionales de combustión. Dentro de este universo, los autos impulsados por hidrógeno, conocidos como vehículos eléctricos de celda de combustible (FCEV), se presentan como una opción limpia y eficiente. Modelos como el Toyota Mirai, Hyundai Nexo y Honda CR-V FCEV no emiten gases contaminantes mientras circulan, expulsando solo agua como residuo.

Sin embargo, ¿qué tan limpios son realmente? La respuesta depende principalmente del origen del hidrógeno que utilizan.

¿Cómo se produce el hidrógeno y por qué eso importa?

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La mayor parte del hidrógeno producido hoy a nivel mundial no es verde ni limpio. Se obtiene mediante un proceso llamado reformado de gas natural con vapor (steam methane reforming), donde el metano se descompone con vapor a alta temperatura para generar hidrógeno, pero también dióxido de carbono (CO2), un potente gas de efecto invernadero.

Según datos del International Council on Clean Transportation (ICCT), en 2023 alrededor del 90 % del hidrógeno global provino de esta técnica basada en combustibles fósiles. En Estados Unidos, la situación es similar: el 95 % del hidrógeno se obtiene a partir del gas natural.

Este método convierte a los vehículos de hidrógeno en emisores indirectos importantes de CO2, a pesar de que no emitan contaminantes al rodar.

Comparación de emisiones: hidrógeno vs. baterías

El estudio del ICCT proyecta que un vehículo de celda de combustible vendido en Europa en 2025 emitirá cerca de 175 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, lo que representa solo un 26 % menos que un auto a gasolina o diésel.

En contraste, los autos eléctricos a batería (BEV), considerando la mezcla energética promedio europea, emitirán solo 63 gramos de CO2 por kilómetro, un 73 % menos que los vehículos tradicionales.

Además, los autos de hidrógeno tienen emisiones similares a los híbridos convencionales y los híbridos enchufables, situándolos lejos del rendimiento ambiental que se espera de una tecnología “limpia”.

¿Y qué hay del hidrógeno verde?

El hidrógeno verde se produce mediante electrólisis del agua, utilizando electricidad proveniente exclusivamente de fuentes renovables como solar, eólica o hidroeléctrica. En ese caso, las emisiones durante el ciclo de vida del vehículo bajan drásticamente: se estima que solo emitirían 50 gramos de CO2 por kilómetro, incluso menos que los autos eléctricos a batería.

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No obstante, la producción de hidrógeno verde aún es marginal y no se produce a escala suficiente para abastecer un mercado significativo. En Europa y EE.UU., su participación es inferior al 0,4 % del total.

El impacto del mix energético en la limpieza de los autos eléctricos

Los vehículos eléctricos a batería también dependen de la electricidad con que se cargan. Sin embargo, en regiones como la Unión Europea, la mayoría de la electricidad proviene de fuentes limpias o nucleares, lo que reduce considerablemente su impacto ambiental.

Un estudio de la organización Union of Concerned Scientists (UCS) en EE.UU. revela que conducir un EV en lugares con una red eléctrica limpia, como Nueva York, equivale a manejar un auto de gasolina con un rendimiento excepcional de 354 millas por galón (mpg); es decir, algo más de 150 km/l. En regiones con redes más contaminantes, como Texas, un EV produce emisiones equivalentes a un vehículo de gasolina que rinde 83 mpg (35,3 km/l).

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El dato clave: el 97 % de la población estadounidense vive en áreas donde un EV emite menos gases de efecto invernadero que el auto de combustión más eficiente disponible.

Ventajas y desafíos de la tecnología de hidrógeno

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Aunque su huella ambiental es alta actualmente, los autos de hidrógeno tienen algunos beneficios claros: tiempos de recarga mucho más rápidos que los BEV y mayor autonomía, lo que los hace atractivos para usos específicos, como el transporte de larga distancia y el transporte pesado.

Sin embargo, la falta de infraestructura para la producción y distribución del hidrógeno —por ejemplo, en EE.UU. solo California cuenta con una red limitada de estaciones— limita su expansión.

Marcas como Honda, Hyundai, BMW y Toyota siguen apostando por el hidrógeno, pero mientras no se desarrolle una producción masiva y limpia de hidrógeno, los vehículos eléctricos a batería continuarán liderando la reducción real de emisiones en el transporte.

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¿Hidrógeno o baterías?

La tecnología de hidrógeno para movilidad tiene un potencial innegable, pero la realidad actual muestra que, salvo que la producción de hidrógeno sea 100% renovable y a gran escala, su impacto ambiental no es menor que el de los híbridos tradicionales.

Por su parte, los autos eléctricos a batería ya hoy representan la opción más limpia para reducir las emisiones de CO2 en el sector automotriz, con ventajas que se ampliarán conforme las redes eléctricas se descarbonicen.

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El futuro de la movilidad limpia tendrá probablemente espacio para ambas tecnologías, pero la diferencia crucial está en cómo se produce la energía.

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