Durante años, Tesla fue líder absoluto en fidelidad de marca en el mercado automotriz estadounidense. Hasta mediados de 2024, más del 70% de los hogares que ya tenían un Tesla y buscaban un nuevo auto elegían repetir. Sin embargo, la tendencia cambió drásticamente después de que Elon Musk respaldara públicamente a Donald Trump tras el atentado que casi le cuesta la vida al entonces candidato republicano. Según datos de S&P Global Mobility, la lealtad de los clientes de Tesla cayó a un mínimo de 49,9% en marzo de 2025, por debajo del promedio de la industria, algo nunca antes visto para la marca.

El impacto político y sus consecuencias comerciales
La relación entre la caída de la lealtad y las decisiones políticas de Musk no es una mera coincidencia. Su papel activo en el gobierno de Trump —incluyendo el liderazgo del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental y miles de despidos— generó un quiebre con la base de clientes tradicionalmente eco-consciente y, en muchos casos, inclinada hacia posturas progresistas.
Seth Goldstein, analista de Morningstar, explicó que muchos clientes de Tesla comenzaron a considerar otras marcas tras el giro político de Musk: “Si tienen inclinaciones demócratas, probablemente ahora estén abiertos a otras opciones”. Entre las marcas que han ganado más clientes provenientes de Tesla se encuentran Rivian, Polestar, Porsche y Cadillac.
Más competencia y menos innovación visible
Pero no todo se explica por la política. Tesla también enfrenta una creciente presión competitiva. Su línea de productos no se ha renovado significativamente desde 2020, a excepción del Cybertruck, que ha tenido una recepción comercial muy por debajo de lo esperado. Mientras tanto, marcas como General Motors, Hyundai, BMW y otros fabricantes tradicionales han lanzado nuevos modelos eléctricos más accesibles y diversificados.
El propio CFO de Tesla, Vaibhav Taneja, reconoció en una conferencia en abril que han enfrentado semanas de producción perdidas por la renovación de la planta para fabricar una versión actualizada del Model Y, lo que afectó las entregas. También denunció actos de vandalismo y hostilidad hacia la marca, un reflejo de la polarización que rodea hoy a Tesla y a su CEO.

De líder indiscutido a una marca más del montón
Entre 2021 y 2023, Tesla superaba en fidelidad incluso a gigantes como Ford y Toyota. En ese período, logró atraer cinco nuevos hogares por cada uno que perdía frente a la competencia. Hoy, esa proporción ha caído por debajo de dos, según el mismo informe de S&P. Marcas como Hyundai, Kia y Genesis superan a Tesla en capacidad de retención y captación de nuevos clientes.
Tom Libby, analista de S&P Global Mobility, calificó esta caída como “sin precedentes”. “Nunca había visto una caída tan rápida en tan poco tiempo”, señaló.
¿Puede Tesla revertir el daño?
A pesar del contexto adverso, algunos inversores como Brian Mulberry, de Zacks Investment Management, mantienen la fe. Su optimismo se basa en las apuestas a largo plazo de Tesla: robotaxis, inteligencia artificial y licenciamiento de tecnologías de conducción autónoma. En junio, la marca comenzó pruebas limitadas de robotaxis en Austin, solo accesibles para figuras seleccionadas. Si esta estrategia prospera, algunos analistas especulan con que Tesla podría eventualmente dejar de depender de las ventas de vehículos tradicionales.
Sin embargo, el presente plantea un desafío urgente. Con una caída del 8% en ventas en EE. UU. durante los primeros cinco meses de 2025 y un derrumbe del 33% en Europa, la marca enfrenta una erosión palpable de su posicionamiento. Garrett Nelson, de CFRA Research, advirtió que el mayor reto de Tesla es ahora “cómo reparar el daño a su reputación”.