La aplicación de nuevas tecnologías pueden ayudar a reducir el impacto medioambiental de las industrias. Y optimizar los recursos pensando en el bienestar del planeta es lo que nos lleva a aplicar lo que se denomina como “economía circular”.
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Según cifras oficiales, el nivel de circularidad que alcanzará el planeta el año 2023 será de un 7,2%, lo que representa una caída del 14% respecto de 2022, a pesar de los esfuerzos internacionales para acelerar la transición desde el actual modelo lineal hacia uno circular.
Esto quiere decir que en los últimos 6 años hemos consumido 70% más de recursos naturales que los que el planeta puede reponer. Para América Latina, el desafío es entender cómo resignificar su camino al desarrollo, pensando en la regeneración y restauración de los sistemas socio-naturales, apostando por la generación de valor económico, social y medioambiental, donde el modelo de economía circular debe ser su piedra angular.
Aquí las nuevas tecnologías son clave: la inteligencia artificial está siendo utilizada para la planificación de acciones que lleven a las empresas a ser más sustentables. La optimización de recursos y la digitalización de empresas podrían ser clave en el avance de la llamada circularidad.
Respecto a Chile, Andree Henriquez, Director Ejecutivo de CircularTec señala que ““tenemos una ventana de oportunidad única para ser referentes en la transformación hacia la circularidad, porque lo que se juega es nuestro futuro como especie. Para avanzar debemos asumir que, a pesar de nuestras legítimas diferencias a nivel interno, tenemos que lograr un acuerdo nacional para implementar los cambios necesarios que permitan transformar la economía del país hacia una que genere triple valor”.
Avanzar en tecnologías de energías limpias
Según el profesional, hay sectores económicos que jugarán un papel clave en la transición hacia las energías limpias en el planeta, pero deberán hacerlo neteando a cero sus gases de efecto invernadero, apuntando hacia el cero residuos para contribuir a la generación de valor social y ambiental en las regiones en las cuales desarrollan sus actividades.
“El llamado es a comprender que este no es un desafío de las generaciones futuras, sino de las actuales. Somos nosotros los que sentiremos las consecuencias de nuestra falta de compromiso y acciones concretas. Por lo tanto, debemos pasar del discurso a la acción: no basta con que nuestro planeta sea redondo, debe ser imperiosamente circular”, añadió.
Para el especialista, en resumen, el llamado es crecer en torno a la economía sustentable que entregue valor económico, social y medioambiental. En el fondo, se debe apoyar los ecosistemas de ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento, para que incorporen como eje fundamental el concepto de EC (Economía Circular).
