A pesar de la constante advertencia por su uso, la inteligencia artificial llegó para quedarse y como marchan las cosas, no solo estará entre nosotros, sino que será quién mande las pautas en el desarrollo de los próximos años tanto en el mundo de las tecnologías como en la simple vida cotidiana.
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Entre las preocupaciones generadas en los últimos meses, sin duda uno de las que más se destaca es el aumento de deepfakes. Para quienes todavía desconocen de qué estamos hablando, trata sobre un método de falsificación de vídeos e imágenes de personas que aparentemente son reales, utilizando los algoritmos de aprendizaje no supervisados conocidos como Red Generativa Antagónica (RGA).
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A raíz de esto, los recientes datos del Foro Económico Mundial, advierten que los fraudes con deepfakes crecieron a un ritmo anual del 900%, confirmando la hipótesis de cómo ha escalado en todo el mundo este ciberdelito especializado en robos, manipulación de la reputación de un individuo o empresas y así mismo, de fomentar la desinformación.
Desafío para luchar contra los deepfake
- Concientización: Es fundamental que todos, desde el público en general hasta los profesionales y empresas, comprendan de qué se trata, cómo funciona y cómo se puede reconocer en algunos casos.
- Fortalecimiento de la autenticidad digital: Las plataformas deben invertir en tecnologías de autenticación robustas que permitan verificar la legitimidad de los contenidos compartidos. Algoritmos de reconocimiento facial y de voz, así como marcas de agua digitales, pueden desempeñar un papel crucial en la protección de la integridad de los archivos multimedia.
- Cooperación: Se deben establecer alianzas sólidas para compartir conocimientos, recursos y mejores prácticas en la detección y mitigación de esta técnica. Además, la colaboración internacional es fundamental para abordar este desafío global y establecer estándares comunes que promuevan la integridad y la autenticidad en los medios digitales.
- Regulación: En California, por ejemplo, ya se han impuesto leyes contra el uso del deepfake en cuestiones relativas a los contenidos porno y que involucren a políticos. Esto demuestra que los gobiernos deben trabajar en conjunto para establecer marcos legales que penalicen la producción y difusión de materiales manipulados.