La Luna nos acompaña desde el principio de los tiempos. Observada con telescopios al menos desde el siglo XVII, nuestro satélite natural recibió la primera visita humana en 1969, cuando Neil Armstrong y compañía aterrizaron en su superficie. No obstante, esta trama esconde tratados secretos y patentes que hasta el día de hoy generan controversia. ¿La Luna tiene dueños? Es la pregunta que intentaremos responder hoy.
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Los avances en la exploración lunar, la reciente sonda Odysseus y los futuros planes de la NASA con Artemis han vuelto a generar expectación en la comunidad científica. Y cómo no, ya van más de 50 años desde que no volvemos a la Luna, por lo que la suspicacia de la comunidad no ha tardado en aparecer.
Los que intentaron patentar la Luna
Una historia que parece sacada de alguna película, pero que es cierta y comprobada. En 1954 un hombre oriundo de la ciudad de Talca, en Chile, y de nombre Jenaro Gajardo Vega de dirigió a una oficina de patentes e inscribió la Luna a su nombre.
Usted “es dueño, desde antes del año 1857, [...] del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475.00 kilómetros, denominada LUNA”, decía su título de propiedad.
Si bien Jenaro era un poeta y su afición era la astronomía, el interés por el espacio exterior lo llevó a fundar la llamada “Sociedad Telescópica Interplanetaria”, una organización que tenía como fin “formar un comité de recepción a los primeros visitantes extraterrestres”.
Años más tarde y probablemente sin saberlo, en 1980 un hombre llamado Dennis Hope decidió parcelar la Luna - junto con Marte, Mercurio y otros cuerpos celestes - y vender pequeños terrenos desde su hogar en Norteamérica, contrastando con el marco legal internacional que ya prohibía la apropiación de la Luna o de cualquier planeta.
Aún así su negocio se registró con el nombre de Embajada Lunar y diferentes personajes, incluyendo artistas y políticos, compraron sus terrenos a un precio de hasta mil dólares. Hope les entregaba un Certificado de propiedad con las coordenadas de su parcela por 2.5 dólares extra. Curioso, ¿no?
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Pero el dueño de la Luna no está en la Tierra
Claro que el interés por la Luna no es nuevo. La Carrera Espacial vivida entre 1955 y 1975 estableció márgenes e hitos en la exploración de la Luna.
Pero mientras todos intentaban poseerla, en 1967 se firmó el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de la ONU, en el que se indicaba que ningún cuerpo celeste - incluido el satélite - puede ser apropiado por una persona o nación.
En ese aspecto, se remarcó que las banderas colocadas por Estados Unidos en la Luna por ningún motivo significaron soberanía, sino que solamente el logro de dicho país por haber arribado.
Tratados lunares a la fecha
Eso sí, a pesar de la prohibición de la propiedad nacional, el tema de la explotación de los recursos lunares es un debate recurrente en la historia.
Ahora el interés por la Luna atraviesa un nuevo auge, especialmente motivado por sus potenciales recursos naturales, sobre todo debido a la confirmación de recursos como agua, silicio, hierro y titanio por misiones como la Chang’e de China.
En ese aspecto, en 1979 se intentó refinar el tratado de 1967 al declarar a la Luna “Patrimonio Común de la Humanidad”, pero no recibió suficiente apoyo, reflejando tensiones internacionales.
Ya en la actualidad, la “nueva Carrera Espacial” protagonizada por misiones recientes de varias naciones a la Luna revivió el debate sobre la exploración y uso de recursos lunares.
Los Acuerdos Artemisa, iniciativa de la NASA de 2020, buscan establecer principios para la cooperación espacial, incluyendo la explotación de recursos, aunque se basan en el tratado de 1967 y no en el Acuerdo de la Luna de 1979, con serias divergencias sobre la gestión de recursos espaciales.
Con todo, los tratados firmados hasta la fecha señalan a la Luna como un “global common”, en el que ningún Estado puede reclamar soberanía. Y esperemos que continúe así.