Tenemos que reconocer que Bill Gates se ha convertido en una figura de genuina admiración y referencia a nivel global gracias a su trayectoria tanto dentro como fuera de la industria de la tecnología. El hombre primero se convirtió en leyenda por su paso en Microsoft con todo los que revolucionó impulsando el mercado de la Computadora Personal o PC. Pero eso no lo detuvo y siguió conquistando otros terrenos.
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A la fecha Gates es reconocido como uno de los filántropos y visionarios más respetados del planeta. Donde su perspectiva sobre el orden potencial de las cosas a corto, mediano y largo plazo fue tan preciso que terminó prediciendo la pandemia global de Covid-19 muchos años antes de que sucediera. Aunque su obsesión actual se enfoca más bien en cuestiones agrícolas, de cultivos y preservación de especies de vegetales y plantas.
Pero hay otro factor que debemos considerar en esta ecuación. El reconocido cofundador de Microsoft y una de las mentes empresariales más exitosas del siglo XXI, ha sido durante mucho tiempo una gran fuente de inspiración para aspirantes a emprendedores.
Y para ellos tenemos una novedad interesante: el hallazgo de una habilidad virtualmente oculta del magnate que explica en buena medida su éxito a nivel comercial y personal.
El poder oculto de Bill Gates: un balance de claroscuros
El escritor Morgan Housel ha publicado no hace mucho un interesante artículo para la NBC, en donde, desde una perspectiva psicológica, ha descubierto lo que considera la clave del éxito de Bill Gates: su capacidad para lograr un equilibrio entre el optimismo y el pesimismo a la hora de tomar decisiones, tomando como punto de comprobación la propia trayectoria del magnate.
Según el propio Gates, durante los primeros años de Microsoft, se aseguró de tener siempre suficiente efectivo en reserva para mantener la empresa a flote durante 12 meses, incluso en caso de no generar ingresos durante ese período.
Esta estrategia, que la gran mayoría podría considerar pesimista, provenía de su comprensión de la naturaleza cambiante de la industria tecnológica y la necesidad de estar preparado para cualquier eventualidad.
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Es así como el autor toma esta anécdota como base para describir la mentalidad de Gates como la de un “optimista racional”. Aquellas personas que reconocen que el camino hacia el éxito está plagado de obstáculos y contratiempos, pero que mantienen una visión positiva a largo plazo.
Encontrar el punto medio es lo que le ha abierto las puertas a Bill Gates
En su planteamiento Housel contrasta a los optimistas racionales con dos extremos del espectro: los “optimistas puros” y los “pesimistas puros”. Los optimistas puros son aquellos que ven el mundo todo de color rosa, ignorando la posibilidad de que las cosas salgan mal.
Por otro lado, los pesimistas puros se enfocan en los aspectos negativos, convencidos de que el fracaso es inevitable. Pero Bill Gates, según el autor, ha logrado encontrar el equilibrio perfecto entre estos dos extremos.
La propia trayectoria de Bill lo avala, siempre se ha mostrado consciente de los desafíos que se avecinan, pero mantiene la confianza de que con trabajo duro y una buena estrategia se puede salir adelante.
Esta habilidad oculta de Bill Gates suena como alquimia pura, pero sería posible conciliarla con dedicación y esfuerzo por mantener ese complejo equilibrio.
Quién diría, hasta cierto punto el cofundador de Microsoft a su modo es casi como un maestro Jedi.