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Llega la memoria DDR5 este año: ¿Vale la pena actualizar rápidamente?

Las nuevas memorias ofrecen el doble de velocidad y hasta cuatro veces más capacidad por módulo, pero requieren placa y CPU compatibles… y no son baratas.

Kingston
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Este año marca el arranque definitivo de la DDR5, la tecnología RAM más avanzada desde 2019 que promete explosiones de rendimiento en estaciones de trabajo, creadores de contenido y, sí, también jugones. Pero antes de correr a la tienda, conviene valorar sus pros y contras: ¿compensa el salto inmediato o merece la pena exprimir un poco más la madurada DDR4?

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Más ancho de banda y más gigas por módulo

La gran baza de la DDR5 es su velocidad de transferencia: mientras la DDR4 se queda en 3 200 MT/s, la DDR5 arranca en 4 800 MT/s y escala hasta 7 200 MT/s en modelos overclockeados. Traducido a ancho de banda, hablamos de pasar de unos 25 600 MB/s a un rango entre 38 400 y 57 600 MB/s — casi el doble.

Además, cada módulo DDR5 puede ofrecer 128 GB de capacidad sin búfer (frente a los 32 GB máximos de DDR4), una bendición para quien monte estaciones de trabajo con montones de aplicaciones pesadas o máquinas virtuales a raudales.

Menos voltaje, mejor eficiencia… con calor extra

Contrario a lo que sucede con cada nueva generación, la DDR5 consume menos: opera a 1,1 V en lugar de los 1,2 V de la DDR4. El truco está en un controlador de energía integrado (PMIC) en cada módulo, que regula el voltaje internamente.

El resultado es un uso más eficiente, aunque con una contrapartida: a altas frecuencias y cargas pesadas, la DDR5 tiende a generar más calor, por lo que es recomendable instalar disipadores específicos o placas base con refrigeración activa en los slots de memoria.

Compatibilidad y coste: obstáculos a contar

La gran pega de la DDR5 es que no encaja en las placas actuales de DDR4: su muesca cambia de posición y obliga a renovar la placa base — y a menudo la CPU — para dar el salto. Además, a día de hoy los kits DDR5 son un 30–50 % más caros que sus homólogos DDR4, lo que encarece notablemente la actualización.

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¿Rendimiento real o efecto marketing?

Los benchmarks de tareas multimedia, renderizado 3D e inteligencia artificial muestran mejoras claras con DDR5, pero en gaming la subida de frames suele ser modesta. Si tu objetivo es exprimir cada fotograma en los últimos shooters, la diferencia puede ser casi imperceptible.

En cambio, si manejas proyectos profesionales o simplemente quieres una plataforma “a prueba de futuro” que aguante varios años sin ajustes, la DDR5 gana puntos.

Conclusión: ¿cuándo actualizar?

Si vas a montar un PC totalmente nuevo con vistas a trabajar con vídeo, simulaciones o virtualización, vale la pena invertir en DDR5 desde ya.

Pero si tu equipo es casi de estreno o juegas principalmente, la DDR4 sigue ofreciendo un rendimiento excelente a menor coste y te permitirá estirar tu presupuesto para otros componentes.

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En cualquier caso, la DDR5 ha llegado para quedarse y, tarde o temprano, será la nueva referencia en cualquier torre gaming o estación de trabajo.

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